Hipertensión Arterial Pulmonar: redefinición y nuevo modelo de tratamiento

GSK organiza una jornada para tratar los posibles cambios en el abordaje de esta patología

Joan Albert Barberá, en una imagen de archivo

03 jun 2019. 14.10H
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La redefinición de la Hipertensión Arterial Pulmonar y los posibles nuevos tratamientos han sido los temas centrales de la sesión 'Konéctate', organizada por GSK, en la que se han explicado algunas de las cuestiones abordadas en la celebración de la  VI edición del Simposio Mundial de Hipertensión Pulmonar (6WSPH).

Todas estas cuestiones se plasmarán en las guías europeas, cuya publicación está prevista para 2021. “Las guías europeas que se están preparando probablemente incorporarán varios de estos temas, como la posibilidad de consolidar una nueva estrategia de tratamiento para empezar de forma más agresiva de lo que está establecido en la actualidad”, ha explicado Joan Albert Barberá, jefe del Servicio de Neumología y Alergia Respiratoria y Coordinador de la Unidad de Hipertensión Pulmonar del Hospital Clínic de Barcelona, en la sesión.

En la actualidad, la HAP se define como un aumento de la presión arterial pulmonar media (PAPm) mayor o igual a 25 mmHg en reposo, medida mediante cateterismo cardíaco derecho. Sin embargo, la nueva propuesta de definición tiene como objetivo incluir pacientes con patología significativa que no habían sido considerados hasta ahora. Además, esta nueva propuesta de definición no implicaría cambios en la ficha técnica de fármacos, para lo cual se precisa de más información. 

La nueva definición pretende incluir pacientes que no habían sido considerados hasta ahora

Casos en España


En España afecta a entre 15 y 20 personas adultas por cada millón de habitantes y presenta una incidencia de tres o cuatro casos nuevos al año por cada millón de personas, siendo datos similares a otros países europeos de nuestro entorno. En cuanto al perfil de los pacientes, Barberá explica que "suelen ser personas todavía jóvenes, en las que se puede modificar la supervivencia si la enfermedad es detectada a tiempo, por lo que el diagnóstico juega un papel clave en este sentido”. 

Sin embargo, pueden pasar dos años desde que aparecen los síntomas hasta que se consigue diagnosticar la enfermedad, siendo un condicionante para la muerte de los pacientes si no se trata adecuadamente en menos de tres años. “A veces el diagnóstico es difícil de realizar", explica el especialista aunque "debemos estar alerta a estos síntomas y cuando tengamos la sospecha clínica de la enfermedad es esencial efectuar un ecocardiograma, que es la herramienta fundamental de detección, y derivar al paciente a centros para completar el diagnóstico, que requerirá un cateterismo derecho, y donde se la pueda tratar adecuadamente”, añade.

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