España es un país que
confía en la vacunación, sin embargo, esta siempre ha estado muy limitada a la población infantil y debe dar un paso más allá. Por ello, el Ministerio de Sanidad puso en marcha el
calendario de vacunación a lo largo de toda la vida con el que pretende
atraer a los adultos a la inmunización, pero este fin será difícil de lograr si no se
forma de manera adecuada a los sanitarios en esta materia. Es una de las conclusiones a la que han llegado los expertos este miércoles en un acto
celebrado por MSD en el que se han abordado también los principales retos para
avanzar en Salud Pública y la importancia de contar con un sistema de inmunización equitativo.
"Para que tengamos
programas eficientes de vacunación necesitamos la implicación de todos: de la población candidata, de los profesionales sanitarios y de las administraciones", ha apuntado Gonzalo Fernández, director del Área Médica de Virología y Vacunas de MSD.
De hecho, conseguir
aumentar la inmunización tiene un impacto que ya se está viendo en las últimas cifras. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) solo con la vacunación infantil se han salvado
70 millones de vidas en las dos primeras décadas de este siglo y se espera que en la tercera sean 50 millones más.
"Vacunar
reduce los contagios, disminuye las resistencias a antibióticos y la propia carga sanitaria. Es una
inversión en salud y en futuro y desde las compañías farmacéuticas tenemos que seguir desarrollando nuevas vacunas para lograr altas coberturas y mantenerlas", ha asegurado el director del Área Médica de Virología y Vacunas de MSD.
Atraer a los adultos a la vacunación
Por su parte, Jaime Pérez, presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV), ha subrayado la necesidad de seguir
aumentando el Producto Interior Bruto (PIB) en sanidad, ya que el resto de países de nuestro entorno lo tienen "por encima del 10 por ciento y España en el 8": "La inversión en prevención consigue que el sistema funcione mejor".
Uno de los retos de la Salud Pública actual es
conseguir que los adultos acudan a vacunarse. Tal y como ha explicado Pérez, se trata de un
"hábito saludable" que no debe estar circunscrito a la edad infantil. "Tenemos vacunas mejoradas que pueden cambiar el futuro de la vida de las personas y aumentar su calidad", ha comentado.
En esta misma línea, hay que "ponérselo fácil a la población", como en el caso del Covid-19, cuando se podían
recibir inoculaciones sin cita y, además, será clave
estudiar los factores sociales que hacen que las personas no quieran vacunarse. Un punto esencial para abordar este problema es la
formación de profesionales sanitarios que tratan con la población adulta. "No han estado de forma permanente con el tema de vacunas, solo de manera puntual con la gripe, y deben
aprender acerca de vacunar al adulto sano", ha incidido Pérez. "Asimismo, hay que
desestacionalizar los pinchazos de los adultos porque no hay capacidad para ponerlos en unos meses concretos del año", ha añadido.
Pérdida de confianza en la vacunación
La misma opinión ha tenido
Pilar Arrazola, jefa del Servicio de Medicina Preventiva del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, que ha coincidido en que es "esencial" conocer el porcentaje de
cobertura al que no se llega. "La vacunación infantil tiene buenas tasas porque
tenemos adultos que confían y que llevan a los niños, pero luego, esos mismos padres no acuden a recibir sus inoculaciones", ha lamentado la especialista.
Por lo tanto, ha considerado que los profesionales sanitarios no han sido
"capaces de transmitir" esta importancia, aunque ha reconocido que también se debe a determinantes sociales (económicos, educativos, etc) y a la accesibilidad del sistema sanitario.
"Tenemos que avanzar en el control de las coberturas para
desarrollar estrategias eficaces de vacunación y que todos tengamos las mismas oportunidades", ha señalado Arrazola, al tiempo que ha puesto sobre la mesa los
programas educativos para alcanzar estos objetivos. "Los profesionales somos la primera línea de recomendación y llegar a todos es difícil si no ponemos de nuestra parte", ha concretado.
En el caso de las vacunas los registros
cobran una gran importancia, ya que servirán como numerador de a quién se vacuna y denominador de a quién se tiene que pinchar, según Arrazola. "Con
registros de Salud Pública y una vigilancia epidemiológica podremos rescartar a los pacientes y tomar acciones concretas", ha concluido.
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