La inversión en
investigación y desarrollo de nuevos medicamentos se está trasladando a
Estados Unidos y China, que en los últimos 20 años han
aumentado su apuesta en este ámbito en detrimento de Europa, según un informe de la consultora
Charles River Associates para la
Federación Europea de la Industria Farmacéutica (Efpia). El Viejo Continente representa ahora mismo el
31 por ciento de esa inversión, un 25 por ciento menos que en 2001, mientras que
China ha multiplicado su cuota de mercado desde el 1 al 8 por ciento, y
Estados Unidos ha pasado del 44 al 52 por ciento. Japón, al igual que Europa, ha sufrido un descenso del 14 al 9 por ciento.
En términos de inversión, según el informe, la diferencia es notable. Mientras que en 2002 Estados Unidos invirtió 2.000 millones de dólares más que Europa en investigación y desarrollo de fármacos, esa diferencia ha crecido hasta
más de 20.000 millones en la actualidad. La
industria farmacéutica sigue aumentando su inversión en I+D en Europa, pero, mientras que ha crecido un 3,75 por ciento anual en los primeros veinte años del siglo, en Estado Unidos lo ha hecho en un 5,78 por ciento.
La
pérdida de competitividad europea respecto a otros mercados tiene una implicación directa para los ciudadanos, que, tal como refleja el informe, se exponen a un
menor acceso a medicamentos nuevos o a la posibilidad de participar en ensayos clínicos innovadores. La situación, además, es especialmente grave en el caso de las
terapias avanzadas (génicas, celulares y tisulares) utilizadas para enfermedades graves y algunos tipos de cáncer. En estos tratamientos innovadores, el número de ensayos clínicos
en Europa es tres veces menor que en China y la mitad que en Estados Unidos. De 2014 a 2021,
Estados Unidos y la región Asia-Pacífico experimentaron fuertes crecimientos del 70 y 67 por ciento respectivamente, mientras que Europa estuvo estancada.
El informe subraya que otra forma de observar esta realidad es a través del
empleo en el sector. Así, los trabajadores dedicados a investigación y desarrollo de nuevos fármacos
en China han crecido un 800 por ciento desde 2001, por un
30 por ciento en Europa. Aunque el informe señala que la forma de medir el empleo puede diferir entre los distintos mercados, destaca la posición de China, que superó a Europa en 2012 y pisa los talones a Estados Unidos desde 2020.
La directora general de Efpia,
Nathalie Moll, destaca que “no podría ser más importante para los pacientes, y para el futuro del desarrollo de medicamentos en Europa, que
la Comisión y los gobiernos nacionales trabajen con la industria para mantener y hacer crecer el sector en Europa. Para lograrlo, hay que centrarse en la adopción de las
mejores prácticas en todo el ecosistema de las ciencias de la vida para emular los éxitos de regiones ambiciosas y líderes en el mundo como Estados Unidos y Asia”. “Aunque es correcto el objetivo de la Comisión de equilibrar la sostenibilidad económica de los Estados Miembros y la innovación futura, el posicionamiento actual tendrá un
impacto negativo en la atención al paciente y erosionará aún más la competitividad europea”, señala
Moll, a propósito de lo que prevé el proyecto de
Estrategia Farmacéutica Europea.
Soluciones a la inversión menor europea
Ante este escenario "
desfavorable" para Europa,
Efpia plantea varias
recomendaciones políticas para abordar la situación. En primer lugar,
incentivar el desarrollo de verdaderos centros de innovación mundial en la Unión Europea. El informe apunta a que Europa realiza una
inversión uniforme y prioriza la igualdad sobre la calidad, calificándolo como una
estrategia débil, y cree que la
Comisión Europea debería considerar una asignación más estratégica de los recursos a lugares con mayor crecimiento.
En segundo lugar, Efpia apuesta por
mejorar las capacidades y la financiación de la innovación disruptiva. La proporción de compañías biofarmacéuticas emergentes lleva años disminuyendo en Europa y el informe señala que, aunque empresas de este tipo procedentes de Estados Unidos y China pueden invertir en el Viejo Continente cuando crecen, también lo harán en sus países de origen. La estrategia farmacéutica de la UE reconoce la importancia de financiar las pequeñas empresas, pero el informe refleja que debería ir más allá y apunta a lugares como
Dinamarca, donde se han creado unas 200 empresas biomédicas entre 2017 y 2022.
Por otro lado,
repensar políticas de cadena de suministro para atraer inversión en I+D de terapias avanzadas en Europa es otra de las posibles soluciones que plantea la Efpia. El área de las terapias avanzadas es un área fuertemente
liderada por Europa, que, como refleja el informe, cuenta con la mitad de las plantas de fabricación de todo el mundo. Asia se está convirtiendo en la región más competitiva para los ensayos clínicos en este tipo de terapias, con 255 en marcha en 2021, mientras Europa pierde fuelle, con 89 el año pasado.
Por todo ello, el informe plantea que Europa reconozca la complejidad de estas tecnologías y construya el
ecosistema necesario para desarrollarlos, con la ventaja de contar con un gran escenario de investigación académica, pues
entre 2017 y 2019 Europa realizó 48.000 publicaciones más que Estados Unidos y 20.000 más que China en relación a este tipo de terapias. Por qué no se está trasladando esta investigación a terapias se debe, denuncia el informe, a un enfoque aislado en las políticas y a la pérdida de oportunidades, que podría subsanarse con un mayor fomento de clusters en este tipo de terapias y apoyo a la fabricación y los ensayos clínicos.
También recalca la propia
Federación Europea de la Industria Farmacéutica la necesidad de
apoyar la innovación con mecanismos de acceso temprano. El ciclo de vida de desarrollo de nuevos medicamentos está cambiando y, según el informe, se hace cada vez más necesaria la aprobación condicional para llegar a los pacientes y hacer pruebas en vida real. Por ello, Efpia cree que la Comisión Europea debe tener en cuenta que una legislación farmacéutica que promueva el acceso temprano a medicamentos redundará en el atractivo de Europa para las empresas, con el objetivo de que ubiquen aquí su investigación, ensayos clínicos y fabricación.
Impulsar la transformación digital de la UE y apoyar el desarrollo de capacidades digitales es, para los autores del informe, clave en la atracción de la inversión. Efpia señala que Estados Unidos está muy por delante de Europa en infraestructura digital e interconexión, a pesar de que cinco países de Europa estén entre los primeros diez del mundo en digitalización. Y es que los principales centros de I+D y fabricación de Europa (Alemania, Bélgica e Irlanda) están muy lejos de liderar la competitividad digital. Así, la Federación Europea de la Industria Farmacéutica cree que la
UE debe esforzarse por aumentar la interconexión de los centros de investigación, mejorar la formación de científicos en tecnologías digitales y acelerar la digitalización de los sistemas sanitarios.
Fomentar la
adopción de políticas de compra y fijación de precios sostenibles es otra de las recomendaciones que hace la
Farmacéutica Europea. El informe subraya que la atención de Europa a la deslocalización y a la fabricación de medicamentos genéricos más antiguos es una estrategia contraria a los objetivos de la política industrial de la UE a largo plazo y que, junto a la falta de un mercado sostenible para productos innovadores, perjudicará la innovación si no se replantea la revisión propuesta de la legislación farmacéutica de la UE.
Por último, Epfia pone el acento en
desarrollar políticas y colaboraciones europeas a más largo plazo (15-20 años) para crear estabilidad para atraer
inversiones biofarmacéuticas. El informe subraya que las decisiones relativas a la inversión en centros de investigación y fabricación son decisiones a largo plazo y los ensayos clínicos suelen llevarse a cabo durante muchos años. Por tanto, sostiene que Europa necesita un enfoque a largo plazo de las decisiones de inversión, con una estrategia farmacéutica que se implemente a través de una asociación con la industria. Pide un
plan orientado al futuro, con indicadores clave de rendimiento tangibles y relevantes creados conjuntamente para garantizar que la legislación, revisada desde este diálogo, tenga el impacto deseado y permita la evaluación comparativa de la competitividad a largo plazo de Europa para atraer inversiones en I+D, ensayos clínicos y fabricación.
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