La idea de la
farmacia española se moldea poco a poco. De hecho, la intención del Ministerio de Ciencia de crear una
sociedad público-privada para acelerar la producción de medicamentos podría estar más cerca que nunca. Aunque con cierta cautela, desde el departamento que dirige Diana Morant se atreven incluso a conjeturar cuándo podría ver la luz esta mercantil, uno de los pilares del
Perte de Salud de Vanguardia, que, si todo avanzada según lo planeado, podría conformarse
durante el primer trimestre del año. El proyecto cuenta ya con el aval del
Ministerio de Sanidad, que se muestra partidaria de trabajar de la mano de Ciencia para impulsar una farmacéutica que se ciña especialmente a los medicamentos de terapia avanzada.
Desde el Ministerio que lidera ahora
Mónica García confirman este interés en potenciar este tipo de fármacos a través de una agencia participada por la administración central. "En su caso la
colaboración público-privada es extremadamente relevante ya que gran parte de los medicamentos de terapia avanzada tienen el origen en instituciones académicas, pero tienen que terminar siendo autorizados por los mismos procedimientos regulatorios que los medicamentos de fabricación industrial", explican desde Sanidad en declaraciones a
Redacción Médica. En este sentido, dicha colaboración entre
Diana Morant, la titular de la cartera de Ciencia, y García está recogida en el
Perte de Salud de Vanguardia.
Este mismo lunes,
Raquel Yotti ha asumido la responsabilidad de culminar el despliegue de este Perte que, según la exdirectora del ISCIII, tiene entre sus pilares la creación de esta mercantil farmacéutica público-privada. “Aún no lo hemos podido materializar, pero espero que en los próximos meses seamos capaces de hacerlo”, ha manifestado a
Redacción Médica.
La propia Yotti ha reconocido que quedan
“pocos elementos” para terminar de configurar la sociedad, y no descarta que el proyecto pueda ver la luz antes de abril.
“Es uno de nuestros proyectos estrella. Una sociedad mercantil en una empresa público-privada nos permitirá el desarrollo conjunto de medicamentos de terapia avanzada, terapias génicas y celulares, ingeniería tisular o medicamentos que, por sus características, requieren un p
roceso de creación y de fabricación muy singular”, ha apuntado.
Aunar fuerzas en pro de los medicamentos y el acceso
Hace escasas semanas, la propia Diana Morant confirmó a este periódico su intención de avanzar en el desarrollo de esta sociedad de la mano de Sanidad. La ministra de Ciencia apuntó que
para ello sería necesario aunar fuerzas. Por un lado, las
"capacidades industriales" de farmacéuticas y, por otro, de la administración central que haría que
las patentes se queden en el Sistema Nacional de Salud (SNS).
Sobre ello,
Javier Padilla, secretario de Estado de Sanidad, ha valorado que contar con esta opción pública permitiría "
liderar los esfuerzos públicos y privados hacia lo que necesitan las sociedades". De hecho, él mismo es el autor de un artículo sobre el tema donde propone invertir unos
850 millones en cuatro años para armar esta infraestructura, de ellos, 369 millones serían públicos.
El número dos de Sanidad especifica en dicho texto que la incorporación de
lo público en el ámbito de la industria farmacéutica tiene que partir de
tres posiciones fundamentales: "Aspirar a estar presente en toda la cadena de valor del medicamento; tener la capacidad de introducir criterios de interés público como su principal guía de influencia sobre el objeto de lo investigado y sobre los
mecanismos de fijación de precio y procedimientos de reembolso; y alinear las necesidades de la población con los objetivos de las instituciones y las necesidades de las empresas del
sector farmacéutico y biotecnológico".
"Una empresa público-privada nos permitirá el desarrollo conjunto de medicamentos de terapia avanzada. Es uno de nuestros proyectos estrella"
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Padilla considera que las
instituciones públicas son las encargadas de dotar de capacidad a todo este proceso y ejercer un decidido
liderazgo que guíe la investigación hacia la resolución de los problemas sanitarios actuales. Todo ello acompañado de la capacidad industrial necesaria para llevar a cabo la producción de los
avances farmacéuticos y de productos sanitarios que hagan posible la mejora de la salud de la población a una escala local, regional, nacional y también global.
Asimismo, este planteamiento está en la misma línea que lo que incluía
Sumar en su programa electoral de los comicios pasados. En él se detallaba la opción de crear una compañía farmacéutica que fabricara y comercializara medicamentos, terapias esenciales y vacunas e
"independizar" al sistema sanitario de la industria farmacéutica. Se trataría de "una empresa pública farmacéutica no solo para fabricar lo que ya no es rentable para la industria, sino para impulsar la I+D+i pública,
presionar para bajar precios, generar otros modelos productivos y aumentar la respuesta frente a desabastecimientos".
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