El trastorno bipolar 'se caza' cinco años antes que hace una década

Junto con la falta de adherencia, sigue siendo el principal problema de la enfermedad

El psiquiatra José Manuel Montes, especializado en trastorno bipolar.

29 mar 2017. 11.00H
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POR REDACCIÓN
El trastorno bipolar se diagnostica con una demora media de cinco años, un lustro de antelación respecto a los diez que tardaba en identificarse en las consultas médicas hace solo unos décadas. “Este avance tiene que ver con el mejor conocimiento que tenemos de la enfermedad”, ha declarado José Manuel Montes, jefe de Sección de Psiquiatría del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, ante la celebración del Día Mundial del Trastorno Bipolar, el 30 de marzo.

Con todo, el diagnóstico correcto en el menor plazo posible continúa siendo uno de los principales retos en el abordaje del trastorno bipolar (TB), como lo son también la falta de adherencia al tratamiento y evitar la aparición de síntomas cognitivos. Además, el abordaje de la enfermedad debe ser holístico o multidisciplinar, contemplando aspectos sociales y familiares, entre otros.

Guadalupe Morales, directora de la Fundación Mundo Bipolar, ha destacado, según informa Lundbeck en una nota de prensa, entre los principales retos “la necesidad de contar con información fiable, proporcionada en primera instancia por los equipos terapéuticos; la alianza paciente-psiquiatra, que debe estar basada en el respeto y en la capacidad del profesional por establecer una buena comunicación; el tiempo de consulta, que es un factor que propicia la mejora del paciente, así como la formación del propio afectado y de los profesionales que le atienden”.

Entre las principales dificultades que retrasan el diagnóstico de esta patología se encuentran “la existencia de primeros episodios del trastorno bipolar con una presentación clínica más atípica en algunas ocasiones, el mayor consumo de sustancias o el uso indiscriminado de antidepresivos, que favorecen la aparición de las denominadas formas mixtas”, ha señalado Montes.

¿Puede un paciente con TB llevar una vida normal?

Según Guadalupe Morales, “si la persona conoce su enfermedad y aprende a convivir con ella puede llevar una vida como la de cualquier otra persona. Lo mismo ocurre con las familias. De lo contrario, el impacto puede llegar a ser muy significativo por la pérdida de oportunidades que puede llegar a generar. Ya que se suele tardar mucho en diagnosticar y se pueden llegar a perder años preciosos, muy importantes, al final de la adolescencia y principios de la edad adulta. Y sobre todo por la estigmatización y discriminación que conlleva”.

Para Montes “sin duda, ese objetivo debe buscarse en todos los pacientes. Para lograrlo es fundamental realizar adecuadamente el tratamiento y evitar así las recaídas”.

“Como en cualquier enfermedad, el paciente precisa tener un conocimiento lo más completo posible de todo aquello que puede beneficiarle y asociarse a una buena evolución, así como evitar lo que puede perjudicarle. Por ejemplo, sabemos que el consumo de sustancias es muy negativo, por lo que evitarlas redundará en una mejor evolución. Como en otras enfermedades una vida sana, con ejercicio y dieta adecuadas contribuirán también a ello”, ha razonado.
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