Los expertos coinciden en la necesidad de fomentar la vigilancia epidemiológica y el abordaje multidisciplinar para un mejor
diagnóstico y
tratamiento individualizado de la población pediátrica inmunodeprimida con
infecciones fúngicas invasivas (IFIs). Esta ha sido la principal conclusión de la II Jornada del Ciclo 'TRIIO Kids: temas y retos en infecciosas, intensivos y oncología', organizada por
Gilead.
Esta reunión ha contado con la asistencia de más de 90 profesionales médicos procedentes de distintos hospitales y ha sido coordinada por
Antonio Pérez-Martínez, del Servicio de Hemato-Oncología Pediátrica del Hospital Universitario
La Paz de Madrid, quien ha resaltado que “es necesario llevar a cabo este tipo de jornadas para abordar temas y retos en pacientes pediátricos complejos donde intervienen especialistas de las áreas más complejas de la Pediatría: cuidados intensivos, oncología e infecciosas”.
El experto ha puesto de manifiesto que en los pacientes pediátricos con
infecciones virales se generan cada vez “cuadros más graves e incluso mortales, por lo que hay una necesidad de prevenir estas infecciones de forma temprana e investigar nuevas opciones”. Además, ha puesto en valor “el papel del
sistema inmune ante las infecciones virales y en la búsqueda de aliados para revertir la
linfopenia, así como la necesidad de iniciar nuevas estrategias y poner sobre la mesa las resistencias a los azoles como problemas emergentes importantes en pacientes vulnerables con una
mortalidad altísima”.
Infecciones virales en pacientes trasplantados
En la primera de las sesiones se han abordado ‘Las infecciones virales en el
paciente trasplantado’, ya que estas son una causa importante de morbimortalidad en este tipo de pacientes, siendo la linfopenia el principal factor de riesgo. Por ello, la
monitorización inmune y la
inmunoterapia son herramientas prometedoras en el diagnóstico y tratamiento de estos pacientes, respectivamente. “La inmunoterapia antiviral ya forma parte del presente y ha venido para quedarse como en otros ámbitos de la Oncología”, ha indicado durante esta sesión
Marta González Vicent, del Servicio de Hematología del
Hospital Infantil Universitario Niño Jesús, quien también ha señalado que la orientación en el
paciente pediátrico ha de ser “multidisciplinar, fundamental para lograr un adecuado manejo de estas”.
La complejidad del paciente pediátrico reside, fundamentalmente, en la
pluripatología. “Este paciente, a diferencia del adulto, generalmente presenta cuadros de base relacionados, por ejemplo, con el cáncer, por lo que recibe tratamientos mucho más intensos que los adultos al tener mucha más tolerancia y capacidad de regenerarse y recuperarse ante altas dosis de
quimioterapia; mientras que el adulto, a partir de una segunda o tercera línea, es un paciente que ya entra en
paliativos o se reducen sus posibilidades de cura”, ha recalcado Pérez-Martínez.
Los pacientes pediátricos reciben muchas líneas de tratamiento porque las posibilidades de recuperación son más altas, pero la doble cara es que “a su vez, es un paciente muy vulnerable a las
infecciones, lo que genera una situación de pluripatología donde se pueden llegar a mezclar muchas
enfermedades virales”.
Por ello,
Cristina Schuffelmann, de la Unidad de
Cuidados Intensivos del Hospital Universitario La Paz de Madrid, ha destacado durante su sesión ‘Enterobacterias productoras de carbapenemasas en niños. Opciones terapéuticas” la necesidad de destinar más investigación centrada en el paciente pediátrico con infecciones fúngicas invasivas, ya que “la resistencia a
antibióticos es un problema emergente, también en la población pediátrica, sobre todo en los pacientes con factores de riesgo (trasplantados, oncológicos, ingresados en UCI) y en infecciones intrahospitalarias”, quien también ha especificado que “el tratamiento en niños es complejo, siendo recomendable un
abordaje multidisciplinar (Equipos PROA) y un
tratamiento individualizado”.
De hecho, la ‘Resistencia a los
azoles’ ha sido otro de los ejes centrales de la jornada y ha corrido a cargo de
José Tomás Ramos Amador, de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Servicio de Pediatría del
Hospital Clínico San Carlos de Madrid, quien ha subrayado que “se están produciendo importantes cambios epidemiológicos en las infecciones fúngicas en pacientes de riesgo, a lo que contribuye el mayor número y abanico de sujetos
inmunodeprimidos y el mayor arsenal terapéutico actual".
Aumento en la resistencia a azoles
El profesional ha explicado que, en la última década, “se ha experimentado un aumento en la resistencia a azoles en numerosas infecciones fúngicas”, por lo que “es fundamental desarrollar estrategias preventivas que permitan optimizar la selección de pacientes candidatos a profilaxis, limitar su uso con programas multidisciplinares de optimización del uso de
antifúngicos (PROA), e intentar el aislamiento del hongo patógeno para conocer su tipificación y susceptibilidad”.
Además, ha señalado la necesidad de extremar la vigilancia epidemiológica para la “detección precoz de resistencias y conocer la susceptibilidad de los aislamientos, lo que tiene implicaciones en la consideración de modificar las indicaciones y el tipo de antifúngico elegido en pacientes con exposición a azoles o en centros con alta prevalencia de
resistencias”.
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