España mira de reojo a Inglaterra por su
evaluador independiente de tecnología sanitaria, sin embargo, en nuestro país hay voces a favor y en contra de este organismo. Desde la industria farmacéutica admiten no tener una opinión "clara" sobre cómo tiene que ser el regulador o el evaluador español, pero sea como sea hay algo que no puede faltar en él:
la transparencia.
"La evaluación, por lo menos el procedimiento, tiene que
tener unas reglas de transparencia. Que este regulador sea independiente o esté integrado en la estructura del Ministerio de Sanidad no es el problema fundamental, sino
la metodología que siga", afirma Pedro Luis Sánchez, director del Departamento de Estudios de
Farmaindustria.
No es la primera vez que se pide un órgano de evaluación autónomo que analice no solo la tecnología sanitaria sino también la
relación coste-efectiva de las actuaciones relacionadas con la sanidad y
las políticas de salud. De hecho, el último en sumarse a esta petición ha sido el
Partido Popular (PP) que ha llevado al
Congreso de los Diputados esta cuestión para que el Gobierno de Sánchez opine al respecto. Elvira Velasco, portavoz de Sanidad del grupo popular en el Congreso, ha subrayado la "necesidad de que
el Gobierno se pronuncie" sobre esta reivindicación: "Nosotros defendemos todos los organismos independientes para la
rendición de cuentas porque nuestra máxima es la transparencia".
Concretamente, el
Instituto Nacional de Salud y Excelencia Clínica del
Reino Unido (NICE, por sus siglas en inglés) es una organización independiente que se encarga de proveer orientación para la
promoción de la salud, la prevención y el tratamiento de las enfermedades en el Sistema Nacional de Salud en Inglaterra. Incluso en 2013 dio un paso más y pasó a ser un órgano público no departamental, de manera que ahora tiene funciones para desarrollar
guías y estándares de calidad en asuntos sociales y su denominación cambió a National Institute for Health and Care Excellence.
El Hispanice, similar a la Airef pero en sanidad
Los
economistas de salud son uno de los principales defensores de este organismo debido a los buenos resultados en el país anglosajón y la necesidad de que en España se evalúe "de manera sistemática la
introducción de novedades en el catálogo de prestaciones del
Sistema Nacional de Salud (SNS), pero que también reevalúe lo que hay actualmente a través de la efectividad comparada y la eficiencia".
En esta misma línea, desde la
Asociación de Economía de la Salud (AES) apuntan que esto sería una solución para evitar el "colapso" hacia el que camina el SNS, potenciar el trabajo en red de los diferentes agentes e impulsar al acceso a la
innovación de tecnologías sanitarias. Como modelo a seguir, no solo está el NICE inglés, sino que España cuenta ya con un organismo que sienta las bases: la
Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef).
La
implementación del Hispanice no sería complicada ya que, según los expertos, "puede pivotar en lo ya existente" puesto que
varias comunidades autónomas tienen organismos que se dedican a este tipo de evaluaciones. Así funciona también el NICE inglés, que cuenta con técnicos que desarrollan un
trabajo en red con universidades, centros de investigación y otras agencias que existen en su territorio.
Asimismo, esta autoridad podría servir para ayudar a
cohesionar el actual sistema evaluador vigente en España, bicéfalo, con una Red de Agencias que evalúan tecnologías sanitarias no farmacológicas y
Revalmed que evalúa medicamentos.
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