El Ministerio de Economía ha puesto sobre la mesa una nueva
fórmula para controlar el
precio de los medicamentos tras entrar en vigor el decreto que desvincula su coste del índice de precios al consumo (IPC).
Ahora bien, no queda claro en el
decreto, llamado de
desindexación de la Economía, si ese nuevo
mecanismo se aplica a los fármacos que están sujetos al sistema de
precios de referencia que dominan el coste de los fármacos sujetos a receta, y, en caso de que así sea, cómo le influirá.
Los que sí se pueden ver afectados por la nueva normativa de Economía son los
medicamentos de venta libre o publicitarios (OTC), en los que es posible que repercutan, a priori, las variaciones que tienen lugar en el IPC.
El decreto del Gobierno, en cualquier caso, prevé condicionar las revisiones para fijar el coste que lleve a cabo el Estado a la
calidad y
eficiencia de tales productos.
En consecuencia, el precio de los
fármacos comercializados quedará en efecto sujeto a un nuevo
mecanismo regulador dotado de herramientas para fomentar su “comportamiento eficiente”.
En concreto, “un componente que module las revisiones en función de la
eficiencia, la
productividad o la calidad del producto o servicio”, según reza la normativa publicada
este sábado en boletín oficial del estado (BOE).
También se especifica en ésta que la revisión de los precios estará sujeta a un límite “concretado como
un porcentaje máximo a aplicar sobre la variación” de un determinado componente del coste del producto.
Solo se ponen en marcha en circunstancias particulares
Con todo, los criterios para regular cuánto cuestan los medicamentos, entre otros valores, incluyen que las revisiones de precios se hagan solamente
si concurren circunstancias muy particulares que así lo aconsejen dado el riesgo de lo que, en Economía, se conoce como el ‘efecto segunda ronda’, al que se ha referido al concluir la semana, en el pleno del Consejo de Ministros, el titular de Economía
Íñigo Fernández de Vigo.
Esto quiere decir que, cuando un valor sufre una gran
variación de coste repentina (como ahora, por ejemplo, la luz),
contagia al resto y se produce una
reacción en cadena de subida de precios (inflación).
Por esta razón, los medicamentos, los billetes de tren o de metro, el gas o la electricidad, entre otros bienes, han quedado desvinculados con este decreto del IPC, ya que así se les preserva de ese efecto contagioso e inflacionista.
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