El descubridor de los efectos de la talidomida: "Grünenthal me quiso matar"

La compañía "hizo todo lo que pudo para esconder los ensayos clínicos defectuosos que realizó", asegura

Claus Knapp, especialista germano en Radiología.

01 feb 2018. 09.20H
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POR REDACCIÓN
La Asociación de Víctimas de la Talidomida en España (Avite) ha publicado en su página web una entrevista de José Riquelme y Rafael Basterrechea, presidente y vicepresidente del colectivo, respectivamente, a Claus Knapp, el especialista germano en Radiología que descubrió los daños que producía al feto la molécula comercializada por entonces por Grünenthal.
 
En la entrevista, el alemán asegura que “Grünenthal nos quiso matar a Widukin Lenz (el otro descubridor del uso de talidomida en embarazadas) y a mí". De hecho, informa que la farmacéutica los tenía bajo vigilancia continua. “Puso detectives privados a seguirnos las 24 horas del día; pero qué idiotas eran”.
 
Además de eso, Knapp asegura que “Grünenthal hizo todo lo que pudo para esconder los ensayos clínicos defectuosos que realizó, para no quedar mal, como gran fabricante de medicamentos que era y es”. Acusa a la compañía germana de no ser en su momento una “empresa seria, ya que hizo una película con gatos, y la manipuló demostrando que los animales que no tomaban sus medicamentos se morían. Y los gatos que tomaban los suyos, no se morían. Pero resulta que a los suyos no les daban nada y por eso no se morían. Tuvieron un juicio sobre eso incluso”.

Como ejemplo de esta falta de seriedad, comenta que "médicos y representantes de Grünenthal dijeron en un congreso que la mujer que está embarazada y toma porquerías, no es una mujer, es una puta”.
 
El caso español
 
A lo largo de la entrevista, Knapp aporta su visión de lo ocurrido en nuestro país. “Ni a Lenz ni a mí Grünenthal nos quiso dar información de las exportaciones de talidomida que hicieron a España”, añade. 
 
“Yo no me creo que en España haya solo 23 casos oficiales reconocidos como afectados por talidomida, según el Protocolo Clínico que hizo el Instituto Carlos III y el CIAC”, considera. “Seguro que hay más, y todavía estamos a tiempo de verlos, porque aun en adultos se pueden diagnosticar”.
 
Además, reivindica que “lo que la gente de aquella generación que nació normal no sabe es que quizás no nacieron sin brazos y sin piernas porque dos tíos idiotas estuvimos buscando casa a casa por las noches las posibles causas, en vez de estarnos en nuestras casas con nuestras mujeres”.
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