Los resultados de
dos nuevos análisis observacionales del programa internacional de estudios de enfermedades respiratorias healthCARe-Based carbON cost of treatment (Carbon) indican que el asma no controlada, que se asocia a un incremento de la utilización de recursos sanitarios, incluyendo las crisis asmáticas, las consultas a médicos de cabecera, las visitas ambulatorias al hospital y la dependencia excesiva de los inhaladores agonistas beta2 de acción corta (SABA), representa una
proporción destacada de la huella de carbono asociada a los tratamientos para el asma. Los resultados de este estudio han sido presentados durante el Congreso Internacional de la Sociedad Europea de Enfermedades Respiratorias (ERS).
Los datos del estudio Sabina Carbon UK demuestran que los pacientes de 12 años o más con asma no controlada (n=124.662) generaron una huella de carbono
significativamente mayor que aquellos con asma bien controlada. Se trata del primer estudio realizado en el mundo real que cuantifica las emisiones de gases de efecto invernadero que pueden asociarse a los tratamientos para el asma, comparando el asma controlada y la no controlada en función de la huella de carbono de los
medicamentos recetados y de la utilización de los recursos sanitarios.
El
exceso de emisiones de gases de efecto invernadero per cápita fue ocho veces mayor para los pacientes con asma no controlada (una o más crisis en los últimos 12 meses o tres o más recetas de inhaladores SABA al año) en comparación con los pacientes con asma controlada (sin crisis y con 0-2 recetas de inhaladores SABA al año). El exceso de emisiones de gases de efecto invernadero asociadas al asma no controlada se debió al
tratamiento de las crisis asmáticas desde las consultas de especialistas u hospitalarias y a la dependencia excesiva de los broncodilatadores de acción corta, SABA (tres o más inhaladores al año).
750.000 toneladas de gases de efecto invernadero
Los resultados han dado a conocer que las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a los tratamientos para el asma son de aproximadamente
750.000 toneladas equivalentes de CO2 al año, cuyo exceso de emisiones de gases de efecto invernadero asociadas al asma no controlada es de aproximadamente 300.000 toneladas equivalentes de CO2 (basado en el escalado a la población británica con asma de 5,4 millones de personas).
Los resultados del estudio Saba Carbon en Europa y Canadá, en el que se
analizaron los datos de prescripción y dispensación de inhaladores para el asma en pacientes de 12 años o más de cinco países europeos y dos provincias canadienses, indicaron que entre el 69 y el 94 por ciento del total de los inhaladores de acción corta (SABA) se proporcionaron a pacientes que tenían una dependencia excesiva de sus broncodilatadores (tres o más inhaladores al año). La
dependencia excesiva de inhaladores SABA es un indicador del mal control del asma, del riesgo de crisis asmáticas y, además, contribuye al exceso de emisiones de gases de efecto invernadero.
Alexander J. K. Wilkinson, especialista en medicina respiratoria y general del East and North Hertfordshire NHS Trust de Stevenage, Reino Unido, y principal autor del estudio, afirma que "los resultados del estudio Carbon indican que
reduciendo el riesgo de crisis y mejorando el control del asma se pueden reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Optimizando el cuidado del asma mediante la
implementación de directrices que reduzcan tanto las crisis como el uso excesivo de inhaladores SABA podríamos reducir, además, la huella de carbono asociada a los tratamientos para el asma".
Más de 2 millones de pacientes participan en el programa
Por otra parte, Mene Pangalos, vicepresidente ejecutivo de Investigación y Desarrollo en BioPharmaceuticals, asegura que "estos
datos son increíblemente importantes, ya que demuestran el impacto del asma no controlada en el incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero. Es fundamental mejorar los resultados para las personas que viven con esta enfermedad, no sólo para reducir su riesgo de padecer unas crisis potencialmente mortales, sino también para
disminuir las consecuencias medioambientales del mal control del asma. En Astrazeneca nos centramos en el desarrollo y la prestación de una asistencia sanitaria para ofrecer apoyo a la salud de las personas y del planeta, y nos comprometemos a colaborar con nuestro sector para acelerar la transición hacia una cantidad cero de emisiones netas".
Carbon es el primer programa que calcula el
impacto del control deficiente de la enfermedad o el desarrollo de la huella de carbono relacionada con los cuidados de las enfermedades respiratorias y, para ello, cuenta con la participación de más de 2 millones de pacientes en todo el mundo. Estos datos se suman al creciente conjunto de pruebas que ponen de manifiesto el efecto de las enfermedades respiratorias no controladas en la huella de carbono. A principios de este año, en la Reunión de Invierno de la Sociedad Británica de Enfermedades Torácicas,
Astrazeneca presentó un análisis de los inhaladores en el Reino Unido que mostraba que el uso de productos SABA era un elemento destacado en las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con el tratamiento de enfermedades respiratorias.
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