El 40% de los pacientes depresivos presenta un uso problemático del alcohol

La SEPD recomienda tratamientos que se enfoquen en ambas patologías

Miguel Casas.

14 nov 2016. 21.10H
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POR REDACCIÓN
Los psiquiatras advierten, con motivo del día Sin Alcohol que se celebra este 15 de noviembre, que depresión y el trastorno por consumo de alcohol mantienen una estrecha relación.
 
El 40 por ciento de las personas con depresión presenta un uso problemático del alcohol, lo que empeora la sintomatología, el pronóstico de su enfermedad y dificulta la recuperación.
 
Como explica Miguel Casas, presidente de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD) y catedrático de Psiquiatría en la Universidad Autónoma de Barcelona, “muchos problemas de alcohol van asociados a trastornos psiquiátricos previos, sobre todo, ansiedad y depresión. Los pacientes en esta situación utilizan el alcohol como una forma de automedicación”.
 
Los pacientes con depresión y trastorno por consumo de alcohol responden peor al tratamiento que los que solo tienen depresión. Una combinación de los tratamientos para ambas patologías puede ser un enfoque más prometedor para las personas que presentan estas dos entidades. Y es que 1 de cada 10 pacientes con depresión primaria -aquella donde las manifestaciones psíquicas y somáticas constituyen el trastorno afectivo y donde la depresión no es consecuencia de cualquier otro trastorno- presenta un trastorno por consumo de alcohol.
 
Para Casas, “el tratamiento requiere un enfoque integrado de ambas patologías. Si no se trata la depresión, no se tendrá éxito en el abordaje del consumo problemático del alcohol. El tratamiento antidepresivo para abordar la depresión y prevenir que el paciente recaiga requiere, de forma simultánea, de estrategias para mejorar el estado de ánimo y reducir el consumo continuado de alcohol. Sin lugar a dudas se deben tratar ambas entidades de forma integral, no secuencial”.
 
Las consecuencias de no detectar ni tratar el consumo problemático de alcohol en estos pacientes pasa por “la aparición de un cuadro adictivo que se va a cronificar, con sus problemas hepáticos, cerebrales, etc. Si no se resuelve el cuadro depresivo tampoco se resolverá el alcoholismo. Es un círculo vicioso”, asegura el catedrático de Psiquiatría de la UAB.
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