La
comorbilidad entre los
trastornos por uso de sustancias y los trastornos depresivos constituye la
patología dual más frecuente. De ello habla
Luis Gutiérrez Rojas, psiquiatra en el Hospital Clínico San Cecilio de Granada, quien ha participado recientemente en el simposio
“¿Podemos mejorar el tratamiento antidepresivo en patología dual?”, organizado por
Lundbeck en el 23º Congreso de Patología Dual.
Para comenzar, exploramos hasta qué punto existe una relación causa-efecto entre los trastornos por uso de sustancias y los trastornos depresivos. Gutiérrez Rojas explica que se trata de dos enfermedades que van en ambas direcciones. Presentar un patrón de consumo de sustancias multiplica por dos el riesgo de sufrir depresión y viceversa.
“No sabemos del todo si es la sustancia la que lleva a la depresión o la depresión al consumo de sustancias. Seguramente hay una etiopatogenia, una causa común, antecedentes biológicos, familiares, determinados rasgos de personalidad, algunos genes, antecedentes de haber sufrido abuso o el estrés, que
van a multiplicar el riesgo de sufrir ambas condiciones”, aclara.
Por todo esto, “contar con
un diagnóstico diferencial de depresión dual es muy importante, porque si el paciente con depresión tiene además un consumo de sustancias que no estamos teniendo en cuenta, el tratamiento no será tan efectivo”, matiza este especialista. Así, recomienda pensar en aquellos pacientes con depresión resistente, que no responden, que presentan mala salud física, deterioro cognitivo o mayores comorbilidades físicas, ya que es posible que
estén teniendo un consumo de sustancias no diagnosticado. “Pueden tener una alta dependencia nicotínica, un consumo abusivo de alcohol o estar consumiendo marihuana, algo bastante prevalente. Por tanto, hacer ese diagnóstico es fundamental para que podamos dar con un plan terapéutico que tenga en cuenta ambas condiciones”.
El riesgo del infradiagnóstico de la depresión dual
El psiquiatra afirma que es posible que exista un infradiagnóstico de la depresión dual, fundamentalmente, por la existencia de pacientes que estén consumiendo sustancias y cuya sintomatología depresiva se asocie siempre a ese consumo.
“A veces puede suceder que solo tratemos el consumo de sustancias sin tratar la depresión y, al contrario, que estemos ante un paciente con depresión al que no estemos tratando el consumo de sustancias. Ambos fenómenos suceden y lo importante es abogar por un tratamiento integrador que tenga en cuenta ambas entidades. Si solo tenemos en cuenta una, el pronóstico y la evolución del cuadro va a ser peor”.
La prevalencia de depresión en la mujer es el doble que en el hombre, pero ¿es también el género femenino un perfil mayoritario en la depresión dual diagnosticada? Como explica Gutiérrez Rojas, en la depresión dual también se multiplica el riesgo en el caso de las mujeres, no tanto porque tengan mucha más prevalencia de consumo sino, sobre todo, porque por su condición y biodisponibilidad muchas veces el consumo de sustancias es más pernicioso. Así,
la mujer tiene un menor umbral de tolerancia del alcohol, por ejemplo, o las sustancias ilegales suelen producir mayor intensidad de síntomas depresivos o psicóticos. “En depresión dual, las mujeres son especialmente vulnerables y un colectivo al que prestar especial atención”, concluye.
Además, el género influye en cuanto a los trastornos comportamentales o las adicciones sin sustancia asociados a la depresión. Algunos de estos trastornos son más frecuentes en el varón, como la ludopatía,
el uso abusivo de internet o las apuestas online, si bien, las compras compulsivas podrían ser más prevalentes en las mujeres y también los trastornos de conducta alimentaria, en una proporción de nueve o diez mujeres frente a un hombre.
La depresión dual exige conocer los factores clave para su mejor pronóstico. En este sentido, Gutiérrez Rojas considera esenciales dos: el correcto diagnóstico diferencial y el tratamiento integrador, con el fin de abordar y tratar ambas condiciones. De igual modo,
este especialista recomienda mantener unos hábitos de vida saludable, para cuidar todo lo que tenga que ver con “la reserva cognitiva, la salud física, el deporte, la alimentación. Todas las sustancias, y la depresión en sí, conllevan una menor esperanza de vida porque se asocian a factores de riesgo cardiovascular que aceleran la mortalidad o disminuyen la esperanza de vida de los pacientes”.
Los pilares sobre los que debe basarse el protocolo de intervención y abordaje de la depresión dual son, a juicio de este psiquiatra,
la búsqueda de tratamientos específicos para cada una de las patologías, con el fin de alcanzar la eutimia y una disminución del consumo de sustancias y, a ser posible, su abandono y abstinencia, sin olvidar que la depresión asociada al consumo de sustancias
incrementa el riesgo de suicidio.
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