En
2021 hubo cerca de 247 millones de casos de malaria y esta enfermedad
provocó más de 619.000 muertes, la mayoría eran menores de cinco años que vivían en África. El control de la enfermedad exige el desarrollo de una extensa gama de estrategias y una investigación de
Science abre ahora una nueva vía. Científicos de I+D de Medicamentos para la Salud Global de GSK en Tres Cantos (Madrid) han descubierto una cepa de la bacteria
Delftia tsuruhatensis, denominada Tres Cantos 1 (TC1), que inhibe a los parásitos
Plasmodium falciparum en los mosquitos.
Este análisis, realizado con la colaboración del
Johns Hopkins Malaria Research Institute, muestra que las bacterias reducen drásticamente la carga de parásitos de la malaria en el insecto, lo que podría "reducir significativamente" la transmisión a los humanos a través del mosquito.
El descubrimiento de TC1
Un equipo de científicos de GSK en la sede madrileña estaba trabajando en medicamentos contra la malaria de próxima generación cuando observaron que los mosquitos
An. stephensi en su insectario ya no "podían soportar" la infección por P. falciparum, que es el tipo de paludismo más prevalente y letal en África y en otros lugares, tal y como detalla un comunicado de GSK.
Las sospechas se confirmaron tras varios experimentos: una cepa particular de
Delftia tsuruhatensis, TC1, era la responsable de la pérdida de infectividad. "Hemos identificado que este inhibidor es la molécula hidrófoba hermane. También encontramos que, en contacto con mosquitos, hermane penetra en la cutícula, lo que inhibe el desarrollo de
Plasmodium", se resume en la
investigación publicada recientemente por Science.
TC1 también es efectivo en el mosquito An gambie e inhibe dos tipos de parásitos: el ya mencionado P. falciparum, así como el parásito de la malaria de roedores, P. berghei. "Estos resultados sugieren que tiene potencial para inhibir el desarrollo de todos los parásitos de la malaria que afectan a los humanos", detallan desde la compañía. Esta bacteria es natural y está ampliamente distribuida en ecosistemas diversos como el agua dulce y marina, el suelo y las plantas, por lo que su liberación en el medioambiente probablemente sea segura. Además, los mosquitos no liberan dicha bacteria con su saliva cuando se alimentan, por lo que todo apunta a que no se transmite a las personas.
Las conclusiones del análisis
invitan a usar TC1 en entornos de campo utilizando tecnologías de "bajo costo", lo que indica que productos basados en TC1 pueden usarse como un enfoque "completamente nuevo" para controlar la enfermedad, según se sostiene desde GSK. Actualmente, se está desarrollando un estudio de semi-campo dirigido por la empresa farmacéutica junto con el Institut de Recherche en Sciencies de la Santé (IRSS) en el que se están realizando análisis adicionales sobre la eficacia, la capacidad de fabricación y la seguridad.
"Esta herramienta adicional,
Delftia tsuruhatensis TC1, es un enfoque completamente nuevo para el control de la malaria, tiene potencial para reducir aún más la enorme carga de malaria en países endémicos y es una prueba más de que mediante el despliegue de una variedad de enfoques de prevención, podemos poder finalmente erradicar esta terrible enfermedad", ha defendido
Thomas Breuer, director de Salud Global de GSK.
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