La
alerta sobre las dosis de Ventolín, de GSK, no cesa. Después de tener que
retirar casi 600.000 inhaladores para el asma hace tan solo un mes, la compañía farmacéutica ha anunciado que
la cifra continua subiendo y las partidas defectuosas podrían afectar a más de un millón de unidades.
Esta retirada masiva del medicamento -que suelen utilizar pacientes con asma o EPOC para evitar broncoespasmos- se ha producido después de que GSK descubriera que un importante número de dosis (
el 4 por ciento de las ventas en Estados Unidos) tenían una fuga en el envase en el que va contenido el medicamento.
Según la farmacéutica, esta retirada voluntaria de medicamentos “se debe al alto número de quejas registradas en productos,
cuyos envoltorios estaban inflados”. Pero, no obstante,
esta decisión no afecta a los pacientes, sino solo a nivel minorista y mayorista de la venta de este fármaco, por eso no se les ha pedido que devuelvan las dosis.
“GSK se compromete a suministrar productos de alta calidad y la satisfacción del paciente, por eso, lamentamos sinceramente cualquier inconveniente que esta retirada voluntaria prolongada puede causar”, ha manifestado.
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