La sanidad europea se encamina hacia un modelo más ‘verde’ y sostenible, y España no es ajena a esta corriente. En efecto, las nuevas tecnologías permiten reducir de forma notable el impacto de carbono incluso en utensilios como los inhaladores. La
Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) señala directamente a los de polvo seco o nebulización, una alternativa más ecológica dado que se disminuyen las emisiones de CO2. Otros países, desde
Dinamarca hasta Francia, Canadá, Bélgica y Reino Unido, también se han posicionado en este sentido.
En una publicación sobre los propelentes utilizados en inhaladores presurizados para
asma y
enfermedades pulmonares obstructivas crónicas (EPOC), la Aemps advierte de la contribución de los gases de que emiten algunos de estos fármacos al
calentamiento global. “En nuestro país, alrededor del 52 por ciento de los inhaladores utilizados son pMDI (con cartucho presurizado), con una media anual de
15 millones de unidades vendidas, lo que se traduce en la emisión de aproximadamente 400.000 toneladas equivalentes de CO2 anuales”, apunta.
La organización que dirige María Jesús Lamas pone el énfasis sobre las
investigaciones de nuevos propelentes menos contaminantes que podrían reducir hasta un 90 por ciento la huella de carbono. “Hasta entonces, cabe la posibilidad de utilizar dispositivos de polvo seco o de nebulización siempre que se consideren clínicamente adecuados por sus médicos”, subraya.
Menos huella de carbono con inhaladores de polvo seco
Pero, más allá de la Aemps, hay varios países que desde hace años vienen recomendando esta opción para los pacientes. A ellos hace se referencia en un
informe del Real Colegio Australiano de Médicos de Atención Primaria en el que se recuerda que el
Protocolo de Montreal de 1987 ya recogía la necesidad de avanzar hacia la eliminación de los inhaladores más contaminantes a fin de restaurar la capa de ozono.
“Para ofrecer cierta perspectiva, la reducción de la huella de carbono de una persona que cambia el uso habitual de un inhalador de aerosol a otro de polvo seco es similar a cambiar su
coche de gasolina a uno híbrido (aproximadamente 500 kg de CO2 anuales) o hacerse
vegetariano (aproximadamente 660 kg CO2), lo que supone una proporción considerable de la huella de carbono individual”, enfatiza la organización de facultativos.
Otros estudios, como el que llevó a cabo la
British Thoracic Society británica, confirman que los inhaladores sin gas producen
18 veces menos emisiones de CO2 que los propulsores. En esta misma línea, un análisis de la situación en Bélgica llevado a cabo por Health-Ecore demostró que la sustitución total de los aerosoles propelentes por otros de polvo seco “tendría por sí sola un impacto en las emisiones
similar al de 18.800 coches de gasolina (que recorren 20.000 kilómetros al año) retirados de la circulación o 3.000 vuelos de ida y vuelta de Bruselas a Londres cancelados cada año.
“Los inhaladores de polvo seco
contribuyen por sí solos al 3,1 por ciento de las emisiones en el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido”, añade otro estudio canadiense que concluye que, al prescribir este tipo de dispositivos, los profesionales sanitarios “deben considerar el paciente puede utilizar DPI o SMI”. De hecho,
neumólogos de Reino Unido recomiendan
prescribir como primera opción inhaladores de polvo seco.
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