Actualmente, la
industria farmacéutica tiene en fase de investigación clínica un total de
169 nuevos medicamentos contra el cáncer de mama, una enfermedad que engloba los mayores esfuerzos en materia de I+D por parte de las compañías. En los últimos años, en España se han registrado
195 ensayos clínicos, impulsados en su mayoría por laboratorios, centrados en esta patología de la que se contabilizan más de
26.000 nuevos casos al año en nuestro país.
El mejor conocimiento de la biología del tumor y de la respuesta inmune ha permitido identificar
nuevas dianas terapéuticas y desarrollar medicamentos específicamente dirigidos contra ellas, más precisos, más eficaces y con menores efectos secundarios. Junto a ello, las
nuevas técnicas diagnósticas, los actuales abordajes quirúrgicos, el impulso a los programas de prevención y de detección precoz y la
implicación creciente de los pacientes están conduciendo a que el cáncer de mama se convierta en uno de los tumores con mejor pronóstico.
Las
tasas de supervivencia de esta enfermedad, de la que mañana se celebra el Día Internacional,
han ido aumentando en las últimas décadas en España, pasando del 70 por ciento de supervivencia a los cinco años para pacientes diagnosticadas a finales de los años 80 al 80,3 por ciento en el periodo 1995-1999 y al
82,8 por ciento en 2000-2007, según refleja la base de datos Eurocare.
El 90% de las pacientes continúan libres de cáncer de mama cinco años después del diagnóstico
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En la actualidad cerca del
90 por ciento de las pacientes continúan libres de enfermedad cinco años después del diagnóstico en España, según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Además, gracias a los nuevos fármacos, la mortalidad por cáncer de mama se ha reducido en España en un 4 por ciento en sólo 15 años, según la Fundación Weber.
La investigación clínica, un proceso largo y costoso
Para que los nuevos medicamentos contra el cáncer de mama lleguen a los pacientes es necesario superar un proceso de
investigación clínica largo, costoso y sumamente complejo, en el que sólo una pequeña parte de los compuestos que inician el camino acaban siendo aprobados por las autoridades sanitarias.
De hecho, sólo en torno al
12 por ciento de los fármacos que llegan a la fase de investigación clínica acaban siendo autorizados por las agencias reguladoras tras superar las distintas fases de investigación, un proceso que puede
durar entre 10 y 15 años.
Los ensayos clínicos son en general, además, un proceso muy costoso: se estima en unos 2.400 millones de euros la inversión necesaria que debe afrontar una compañía farmacéutica para completar el proceso de I+D de un nuevo medicamento.
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