Essure, de Bayer, ya no se puede comercializar en Brasil. El país latinoamericano ha suspendido la venta, distribución y uso del anticonceptivo más famoso de la farmacéutica, y ha pedido retirar el producto del mercado en todo el territorio nacional.
Así lo ha decidido la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa), en una reciente resolución donde detallaba la existencia de “evidencias técnico-científicas” para su veto. Según el organismo sanitario, el producto “puede provocar alteraciones en el sangrado menstrual, embarazo indeseado, dolor crónico, perforación y migración del dispositivo, alergia y sensibilidad o reacciones de tipo inmune”, entre otras contraindicaciones. Por lo que “se ha clasificado como de riesgo máximo”, ha señalado Anvisa.
Su situación en España
En España, por ejemplo, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) es el órgano encargado de hacer frente a la farmacéutica. En 2016, la agencia reclamaba a las autoridades sanitarias irlandesas (donde se ubica el órgano notificador escogido por la compañía para sacar el producto al mercado) un informe detallado sobre los efectos adversos del anticonceptivo de Bayer. El objetivo de este documento es recabar las denuncias recibidas y actuar en función de su contenido con el resto de Estados miembros, y, si fuese necesario, retirarlo también del mercado nacional.
En esta misma línea, pero meses después, la Food & Drugs Administration (FDA) decidió también tomar cartas en este asunto y exigir a la compañía más estudios sobre la seguridad de este producto y que endurezca su etiquetado. Es decir, la idea del organismo internacional es exigir que el producto exhiba un ‘recuadro negro’ en la etiqueta, una señal que sirva de advertencia de los riesgo graves del producto, como la perforación de las trompas de Falopio y el útero, o sufrir un reacción alérgica severa.
Desde 2001, cerca de un millón de estos anticonceptivos han sido colocados en el mundo, 240.000 de ellos en Francia, donde recientemente la asociación Resist recomendó evitar su uso por “precaución”. En este caso, los organismos regulatorios del país europeo dijeron que habían recibido cientos de reclamos en los últimos dos años y decidieron aumentar los controles sobre los profesionales habilitados para colocar el dispositivo.
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