Marcos Domínguez. Madrid
Alexander Italianer, director general de Competencia.
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Los descuentos obligatorios a los precios de los medicamentos una vez entran en los sistemas nacionales de salud es una práctica generalizada en el continente europeo. No por ello los laboratorios se quejan de que estas prácticas les perjudican seriamente al no tener la flexibilidad suficiente para ‘maniobrar’ financieramente en el caso de que las cosas vengan mal dadas. Y mal dadas han venido, pues a la crisis y los recortes han seguido los fiascos en la I+D y la escasa renovación de productos para aliviar los vencimientos de patente, dejando a las compañías farmacéuticas en una posición delicada que se ha saldado, en buena parte de los casos, con reducción de las plantillas.
Desde 2013 la I+D parece reverdecer, pero eso no quiere decir que los laboratorios hayan dejado de pasar dificultades. Consciente de ello, Alemania ha puesto en marcha un sistema de exenciones a las rebajas obligatorias de precios, que acaba de ser ratificada por la Comisión Europea y su Dirección General de la Competencia.
Una compañía farmacéutica (la dirección general no señala cuál) acudió a los órganos de la Unión para denunciar este sistema, que evita la reducción de hasta el 16 por ciento en el precio de los fármacos de receta, tanto para los fondos de salud públicos (que dan cobertura a alrededor del 85 por ciento de la población) como para los privados, a aquellos laboratorios que justificaran que estos descuentos afectarían seriamente a sus finanzas, aduciendo que se trataban de ayudas estatales encubiertas.
Según la norma estatal, los precios de los medicamentos debían mantenerse a nivel de agosto de 2009 hasta el 31 de diciembre de 2013, salvo estas excepciones. Diez laboratorios se han acogido a esta derogación de los descuentos.
Tras la denuncia a Competencia, el Gobierno alemán se escudó en que la norma en cuestión es simplemente una traslación del artículo 4(2) de la Directiva europea 89/105/EEC a la legislación nacional.
Contención del gasto público
La Comisión Europea inició una investigación formal tras considerar que, efectivamente, estas exenciones constituían una ayuda estatal ‘de facto’. Sin embargo, en su resolución, fechada el 27 de marzo (los detalles de la decisión no se han hecho públicos todavía pues necesita eliminar todo tipo de información confidencial) ha concluido que el sistema alemán “está en línea con las reglas de ayudas estatales de la Unión Europea”. Concretamente, considera que este sistema permite la contención de costes del sistema público de salud “sin ir más allá de lo que considera estrictamente necesario para su objetivo”.
La resolución constata que estas excepciones pueden perjudicar las relaciones comerciales entre los Estados miembros, pero tienen “controles estrictos para comprobar que la congelación de precios efectivamente contiene una carga financiera inaceptable” para la compañía. Eso sí, la vinculación directa entre el descuento y dicha carga financiera debe ser probada.
Cabe preguntarse si este sistema puede ser aplicable en otros países de la Unión, verbi gratia, España, donde hay descuentos obligatorios pasados diez años de comercialización, los genéricos deben reducir un 40 por ciento su precio respecto a la marca y, por supuesto, existen unos precios de referencia que fijan un tope máximo para cada agrupación homogénea. La oportunidad puede estar en un real decreto de precios y financiación que lleva preparándose durante más de un año; sin embargo, la introducción de medidas para ligar el gasto farmacéutico al Producto Interior Bruto (PIB) no parece que vaya a permitir muchas ‘virguerías’ a una estructura ya de por sí muy regulada.
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