La
inversión que el sistema sanitario público hace para poner a disposición de los pacientes los
mejores tratamientos "no sólo ofrece resultados en salud (curación de enfermedades, mejora de calidad de vida, aumento de la esperanza de vida…) sino que, además, contribuye a la
sostenibilidad del propio sistema y favorece el
crecimiento de la economía del país", señalan desde
Farmaindustria en un
reportaje sobre medicamentos innovadores.
En cifras, según el estudio 'The impact of new drug launches on longevity: evidence from longitudinal desease-level data from 52 countries, 1982-2001', en dos décadas la
esperanza de vida aumentó casi dos años, de los que el 40 por ciento es atribuible al consumo de nuevos fármacos.
Casos como la diabetes, la insuficiencia cardíaca, hepatitis C, VIH, cáncer de mama, leucemia linfoblástica aguda, leucemia mieloide crónica son ejemplos del incremento de vida atribuible al valor de los
fármacos innovadores, ya que se ha conseguido controlar todas estas patologías.
"Se estima que un año adicional de esperanza de vida supone un aumento potencial del 4% del PIB"
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Generación de eficiencias
Según se extrae del reportaje de la patronal de la industria farmacéutica, junto a la evidencia de la aportación en términos de salud que genera el uso de medicamentos innovadores, hay mucha información sobre el efecto que tienen los fármacos en la
generación de eficiencias para el funcionamiento de los sistemas sanitarios y el impacto positivo sobre la sostenibilidad.
El ejemplo de esta aportación son las
vacunas. "Las campañas europeas de vacunación antigripal suponen un
ahorro de alrededor de
150 millones de euros por temporada en costes sanitarios y evitan más de 1,6 millones de casos de gripe, unas 700.000 visitas médicas y más de 45.000 hospitalizaciones".
Aumento del PIB
Además de los ahorros de costes sanitarios que genera, también está demostrado que la innovación farmacéutica contribuye a que la sociedad sea más saludable y, por tanto, productiva. "Se estima que un año adicional de esperanza de vida de la población supone un aumento potencial del
4 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB)".
La
especificidad de algunas de las nuevas terapias farmacológicas supone que estas "estén destinadas a grupos reducidos de pacientes, lo que requiere un mayor gasto en I+D per cápita y, por ende, requiere de una
mayor inversión". Sin embargo, "esto no debería ser una amenaza para la viabilidad económica de los sistemas sanitarios, ya que la dinámica del precio de los medicamentos, tanto por su
regulación administrativa como por la competencia, permite que la incorporación de la innovación sea sostenible en el tiempo".
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