Jorge Sierra tiene claro que no hay falta de hematólogos en España, sino escasa oferta laboral para ellos. En la entrevista que ha concedido a
Redacción Médica, el presidente de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) ha lamentado la
precarización de la profesión y ha advertido que es imprescindible prolongar el periodo de
formación MIR, “como mínimo a cinco años”.
Además, ha advertido de la
falta de financiación pública para la investigación en su especialidad. De ahí que haya considerado que los programas privados de becas como el
Fellowship de Gilead han "ayudado en momentos de
dificultades financieras”.
¿Qué necesidades por mejorar, o por cubrir, quedan en el SNS en Hematología?
En primer lugar, el avance en el conocimiento ha sido tan importante en los últimos años que
es imprescindible prolongar el período de formación MIR, como mínimo a cinco años. La Sociedad Europea de Hematología ha dado difusión a su
Declaración de Madrid en la que insta a todos los países europeos a que al menos sea ese el período de especialización para que haya homologación y movilidad. Con los cuatro años actuales estamos en el reducido furgón de cola a este respecto en Europa.
Otro aspecto es que la Administración y los gerentes de hospitales conozcan y reconozcan la
transversalidad de la especialidad, del laboratorio a la clínica, sin fragmentarla y que no implanten modelos de gestión que amputen una parte de la hematología.
"Es imprescindible prolongar el periodo de formación MIR"
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No hay que olvidar tampoco que la remuneración de los profesionales de la sanidad pública es de las más bajas de Europa. Cada vez existe más presión asistencial, lo que conlleva más dedicación y esfuerzo, en una especialidad en la que se viven momentos muy difíciles con los pacientes y sus familiares.
Creo que habría que como mínimo redimensionar las plantillas a la situación previa a la crisis económica, como mínimo. Ha habido una amortización de plazas que debería restablecerse. Además la apertura de nuevos hospitales, de menor complejidad, ha descapitalizado muchos centros terciarios y ello debe corregirse.
¿Hay déficit de profesionales, como lamentan en otras especialidades? ¿Cómo valora la financiación pública en esta área?
En mi opinión no hay déficit de profesionales
, lo que hay es déficit de ofertas laborales y estas son en muchas ocasiones precarias. No se puede tener a hematólogos de gran calidad y dedicación con contratos de dedicación parcial y que en la práctica son de jornada completa, temporales con renovaciones frecuentes y sin una estabilidad que les permita consolidar su vida personal.
Es una gran injusticia. Por ello y por las condiciones de retribución, buenos profesionales jóvenes deciden marchar a otros países donde son muy valorados.
¿Cuáles son los principales avances de la especialidad en la actualidad?
Son múltiples; entre ellos
el diagnóstico molecular extenso con técnicas de secuenciación masiva, lo que facilita la terapia dirigida, los nuevos fármacos en enfermedades como el mieloma y las leucemias crónicas, los anticoagulantes de acción directa, los factores de coagulación de vida más prolongada, las nuevas moléculas que pueden reemplazar dichos factores, la inmunoterapia con nuevos anticuerpos monoclonales, los inhibidores de los receptores que frenan la respuesta del sistema inmunológico del paciente frente al tumor, las células CART y en el trasplante de medula ósea el hecho que sea posible encontrar un donante para casi todos los pacientes.
¿Marcarán las células CAR el futuro en cáncer hematológico?
Sin duda
serán un componente muy importante, no el único, en el tratamiento del cáncer hematológico. Los resultados en niños y adolescentes con leucemia aguda linfoblástica de línea B que han sido refractarios han sido espectaculares, nunca vistos antes. También hay datos prometedores en linfomas B y se están investigando activamente en otras enfermedades como el mieloma múltiple y la enfermedad de Hodgkin. En la leucemia mieloide aguda el programa es encontrar una diana para las células T CAR que no compartan también las células normales de la médula ósea.
¿Terapias génicas e inmunoterapias están ya cambiando el curso de las enfermedades hematológicas?
La terapia génica forma parte del proceso de generación de las células T CAR, pero también ha habido avances y experiencias destacables en las inmunodeficiencias congénitas, la hemofilia y la anemia de Fanconi. Se ha progresado en identificar los virus más adecuados para conseguir insertar los genes deficitarios con mayor efectividad y eficacia
. Una nueva era de la terapia génica se ha abierto con el descubrimiento de la técnica de la edición genómica cuyo impulsor ha sido precisamente un español.
"El programa de becas Gilead nos ha ayudado en unos momentos de dificultades de financiación"
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¿Cuál va a ser la próxima revolución en hematología?
Creo que la gran revolución va a ser la combinación del diagnóstico molecular preciso, los avances en el conocimiento de la fisiopatología celular de las hemopatías, y
la terapia cada vez más dirigida, menos tóxica y más eficaz, con la combinación de pequeñas moléculas, monoclonales y células T CAR. En el campo de la hemofilia, probablemente la mayor revolución sea la introducción de nuevas estrategias que permitan incluso sustituir los factores de coagulación, disminuir la vinculación de los enfermos al hospital y mejorar su supervivencia y calidad de vida. En cuanto a las trombosis, las medidas de salud cardiovascular y la ampliación de las indicaciones de los anticoagulantes de acción directa.
¿Cómo valora la investigación que se lleva a cabo en España en su especialidad?
La investigación traslacional y clínica está al nivel de los países más avanzados. En investigación básica hay algunos centros de excelencia destacados que creo deberían estar más en contacto con los hospitales para centrar sus esfuerzos en progresos que se traduzcan rápidamente en progresos en la salud de los pacientes.
Falta más diálogo entre básicos y clínicos.
¿Falta financiación pública?
Ello es indudable y se ha notado especialmente en la etapa de crisis económica que hemos vivido. Se ha perdido capital humano de mucho valor que ha tenido en muchos casos que regresar al extranjero y la financiación a proyectos ha disminuido notablemente. Todo ello se debe corregir.
¿Qué importancia tiene el programa de becas Fellowship de Gilead, cuya nueva edición se entrega en unos días?
El programa de becas Gilead
nos ha ayudado en unos momentos de dificultades de financiación de la investigación en hematología y ha permitido desarrollar proyectos de alto nivel en caracterización molecular de las neoplasias linfoides y en abordar la medicina personalizada en pacientes mayores con leucemia linfática crónica. Me gustaría destacar la
seriedad y transparencia con que Gilead ha impulsado la evaluación externa de estas ayudas, lo que se ha traducido en la excelencia y calidad de los proyectos financiados. Esperamos que este programa continúe y si es posible se amplíe en un futuro.
¿Son necesarios este tipo de programas privados de financiación de la investigación para incentivar la I+D en hematología?
No me cabe la menor duda que el apoyo de la industria para el progreso de la investigación en hematología es fundamental. Cada vez se promueven más iniciativas sin interés comercial, en el marco de una política de colaboración con las instituciones académicas y las sociedades científicas. Ello no es sólo en España sino en todo el mundo y contribuye también al prestigio de la industria farmacéutica al retirarse progresivamente de las actividades promocionales.
Otro aspecto que
debe impulsarse es el mecenazgo privado con leyes que lo faciliten y reconozcan. Estamos muy lejos en este campo de otros países como Estados Unidos o el Reino Unido y este hecho es una asignatura pendiente en nuestro país.
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