El conocimiento exhaustivo de la genómica humana, la colaboración interprofesional y un diagnóstico certero constituyen los pilares fundamentales de la “Medicina del futuro”, aquella que permitirá estratificar las enfermedades para que cada paciente pueda recibir un tratamiento “de precisión” en base a sus particularidades. Se la conoce como
Medicina personalizada o genómica, y su desarrollo a través de la industria biotecnológica ha focalizado el debate de la primera mesa redonda organizada por
Roche Farma España para dar a conocer está práctica llamada a “revolucionar” el sector.
En el debate, que se enmarca dentro de las
I Jornadas de Medicina Personalizada: realidades, retos y oportunidades, han participado
Ángel Carracedo, director de la Fundación Pública Gallega de Medicina Genómica;
Xavier Matías-Guiu, jefe de servicio del Hospital de Bellvitge y presidente de la Sociedad Internacional de Patólogos Ginecológicos (Isgyp);
Rafael López, jefe de servicio de oncología médica del Complexo Hospitalario de Santiago de Compostela; y
Jorge Aboal, director general de Asistencia Sanitaria del Sergas. Todos ellos han coincidido en la necesidad de avanzar por el camino de la “innovación terapéutica”, una “realidad” que no solo permitirá adecuar los tratamientos “al perfil individual de cada ciudadano”, sino que también está enfocada a las labores de prevención de enfermedades.
En este sentido, Ángel Carracedo ha incidido en que no solo cada paciente es “único”, sino que las enfermedades también lo son. “No es una sola cosa, un cáncer, una esquizofrenia, una hepatitis… son muchas cosas que tienen unos síntomas que clasificamos de esa manera y que
tienen tratamientos eficaces que nos gustaría mejorar”, ha detallado el director de la Fundación gallega de Medicina Genómica, quien ha añadido que, a través de la secuenciación, el análisis de los genes y el ADN, se han logrado encontrar
biomarcadores para “estratificar las enfermedades” y abordarlas con más eficacia”.
"Lo dramático del cáncer es que cada uno es diferente, no tiene la misma secuencia genética ni el mismo huésped"
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En palabras de Aboal, el objetivo es “
saber cuál es la diana de cada paciente para hacer un tiro certero” y hallar el medicamento adecuado, que no tiene por qué ser el mismo que el que reciban otras personas afectadas por la misma enfermedad. Lo primero, ha destacado, es tener un buen diagnóstico, y para ello se postulan como claves los citados biomarcadores. Según Xavier Matías-Guiu, estas muestran “son preciosas, porque a veces son
fragmentos de apenas unos milímetros” que resultan “vitales” para pacientes oncológicos.
“Cada cáncer es un animal diferente en cada persona”
El propio Matías-Guiu ha subrayado que “cada cáncer es un animal diferente en cada persona”. Los oncólogos, ha explicado, los agrupan en función de sus pautas comunes, lo que permite afrontar la enfermedad con un tratamiento común. “Pero
lo dramático del cáncer es cada uno es un tumor diferente, no tiene la misma secuencia genética ni mismo huésped”, ha detallado. En este sentido, ha apuntado que el reto “es utilizar estás
técnicas de secuenciación de última generación” para conocer “las mutaciones que son verdaderamente importantes” y hallar el fármaco más efectivo.
“La verdad es que
estamos en un momento revolucionario”, ha concedido Rafael López, quien ha subrayado que esta práctica está “cambiando la forma de hacer medicina”. “Cuando yo me inicié en Oncología dábamos a un grupo de pacientes un fármaco o una combinación de fármacos y después recogíamos resultados. Ahora hacemos lo contrario: vemos a un paciente, lo analizamos y encontramos un fármaco que tenemos para él
que a otro con la misma enfermedad no le vale”, ha explicado.
Colaboración con el paciente
Para que un procedimiento de tal magnitud tenga éxito, han destacado los especialistas, es necesario una cooperación interprofesional que aglutine no solo a sanitarios, sino también a administraciones, científicos, clínicos e informáticos que permitan “leer” grandes cantidades de información genética con rapidez. Pero igual de esencial será la
“unión estrecha” con el propio paciente.
"El paciente tiene que ser el eje conductor de todas las acciones que se lleven a cabo con su enfermedad"
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En esta línea, Aboal ha apuntado que el paciente “tiene que ser el
eje conductor de todas las acciones” que se lleven a cabo en torno a su enfermedad. “Quien debe decidir tiene que ser él, y para eso es necesario que esté informado”, ha añadido. Carracedo ha añadido a este respecto que
se necesita que los afectados “confíen” en los sanitarios y les proporcionen información “delicada” en beneficio “de la ciencia y el progreso”.
El objetivo, ha argumentado Rafael López, es que en el futuro un médico se siente delante de un paciente “
con informes encima de la mesa” que han sido “fruto de un análisis muy profundo” sobre su estilo de vida, su herencia y su genómica. “Por eso hablamos de la importancia de los datos, que nos van a dar tres, cuatro o cinco soluciones, no más, y que tenemos que
explicar con un lenguaje sencillo para que el paciente tome la decisión”.
Campaña europea contra el cáncer
Durante el debate, que ha sido moderado por Helena Resano, los ponentes han resaltado la importancia de seguir apostando por la investigación en el campo de la biomedicina y la promoción de la industria farmacéutica. En este sentido, López ha lamentado el “abandono” que esta rama ha sufrido hasta hace poco por parte de la Unión Europea, algo que bajo su punto de vista ha quedado patente durante la pandemia del coronavirus. “Sin duda la Comisión Europea, los Gobiernos e incluso las Comunidades Autónomas
se habrán tirado de los pelos por no tener una industria biotecnológica adecuada. Nos ha llevado a tener cierto retraso en la respuesta al Covid en todos sus aspectos, desde las mascarillas hasta las vacunas”, ha zanjado.
Por último, han coincidido en que el estudio genético individual “va a ser algo común en nuestras vidas”, si bien han puntualizado que, aunque hay enfermedades hereditarias y que algunas de ellas se pueden “predecir”, la mayoría tienen una “impronta ambiental”, pues son consecuencia de malos hábitos de vida.
“El tabaco es responsable del 30 por ciento de todos los cánceres que podemos evitar, y el 40 por ciento se pueden prevenir con ejercicio, una buena dieta… Es lo primero que tendría que hacer una sociedad informada, culta y coherente”, ha dictaminado López.
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