Desde que se supiera de la existencia de
Ómicron, la nueva variante del
Covid-19, todas las farmacéuticas se han puesto manos a la obra para averiguar cuál es la eficacia de su vacuna actual y, en caso necesario, mejorarla o crear una nueva para hacer frente a la misma. La aparición de Ómicron ha puesto en alerta a todo el mundo y la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha avisado de su
peligrosidad. En este sentido, la farmacéutica estadounidense
Moderna ha augurado malos presagios, pues prevé que la eficacia de su inyección muestre una "caída sustancial" frente a la nueva variante.
En una entrevista en
Financial Times, el presidente de Moderna,
Stéfane Bancel, considera que "no hay posibilidad de que la efectividad siga en el mismo nivel que hemos tenido con Delta. Creo que va a haber una caída sustancial". Aunque se desconoce por ahora la dimensión de esta caída por falta de datos, el directivo ha señalado que "todos los científicos" con los que ha mantenido contacto dicen que
"esto no va a ser bueno".
Es precisamente por esta razón que el laboratorio anunció la semana pasada que ya estaba trabajando para adaptar su vacuna a Ómicron. En un comunicado, indicó que esta nueva mutación supone un "riesgo potencial significativo para acelerar la
disminución de la inmunidad natural e inducida por vacunas".
OMS: "Ómicron podría conllevar mayor riesgo de reinfección"
De hecho, como ya alertó la OMS, la nueva
variante B.1.1.529, identificada por primera vez en Sudáfrica, podría conllevar un
"mayor riesgo de reinfección" según las primeras evidencias científicas preliminares. "En las últimas semanas, las infecciones han aumentado considerablemente", aseguró. En este sentido, la presidenta de la Comisión Europea,
Ursula von der Leyen, ha pedido "prepararse para lo peor", ya que Ómicron se ha detactado en varios países europeos, incluido España.
Por su parte, la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) ha apuntado que cuenta con planes para acelerar la
adaptación de las vacunas a Ómicron si fuera necesario, un proceso que ha estimado que llevará
entre tres y cuatro meses. Su directora, Emer Cooke, no obstante, ha asegurado que tienen preparados planes de contingencia y reconoce que "habrá un punto en el que tengamos que cambiar el enfoque actual" ante las sucesivas mutaciones.
Con todo, tanto Pfizer como Moderna cuentan aproximadamente con
catorce semanas (alrededor de 100 días) para adaptar sus vacunas a las nuevas variantes surgidas, como es el caso de Ómicron. Como aseguró la directora de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Farmacéuticos (Aemps),
María Jesús Lamas, los últimos acuerdos de adquisición de vacunas de ARN mensajero contemplan la posibilidad de fabricar vacunas adaptadas a la variante "que se les indique".
Concretamente, Moderna ha avanzado que tendría una nueva inyección
adaptada a la variante Ómicron el año que viene. "Si tenemos que crear una vacuna completamente nueva, eso será a principios de 2022", manifestó este lunes el jefe médico de la compañía, Paul Burton, en un una entrevista en la
BBC. Mientras, Pfizer ya ha comenzado a realizar pruebas de neutralización en esta variante y espera tener datos iniciales "en las próximas semanas", según declararon fuentes de la farmacéutica a
Redacción Médica.
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