Más de
50.000 profesionales sanitarios han reclamado a las administraciones que conviertan la "amenaza histórica" de la pandemia de Covid-19 en
"una gran oportunidad histórica" para avanzar en la eliminación de la hepatitis C. Así se recoge en un documento de consenso suscrito por las 17 organizaciones científicas y asociaciones de pacientes integradas en la Alianza para la Eliminación de las Hepatitis Víricas en España (Aehve), que recomienda la vinculación del diagnóstico e inmunización contra la Covid-19 con el cribado de la hepatitis C.
"Existe la posibilidad de darle la vuelta al
impacto negativo que ha supuesto la pandemia en la atención de los pacientes con hepatitis C, aprovechando que en la actualidad se están efectuando tests generalizados de cribado y/o diagnóstico de la infección por Covid-19 y que en breve comenzará en España la vacunación", explica
Javier García-Samaniego, coordinador de la Aehve, jefe de sección de Hepatología del Hospital Universitario La Paz y miembro del CIBERehd (Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Hepáticas).
De lo que se trata, según explican, es de aprovechar que la práctica totalidad de la población acudirá a los centros sanitarios con motivo de la Covid-19, incluyendo poblaciones vulnerables cuyo contacto con el sistema sanitario es excepcional, para
impulsar una estrategia de cribado que permita seguir avanzando hacia la eliminación de la hepatitis C.
Estrategia de máxima rentabilidad
"La integración de los programas de diagnóstico de la hepatitis C con la inmunización frente al SARS-CoV-2 sería una
estrategia de máxima rentabilidad desde el punto de vista de la salud pública", detalla
Javier Crespo, jefe del Servicio de Digestivo del H.U. Marqués de Valdecilla (Santander) y presidente de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) e impulsor del documento de consenso presentado por la Aehve, que recomienda la inclusión de la determinación de anticuerpos frente al VHC tanto en los estudios diagnósticos del SARS-CoV-2 como en el momento de la vacunación.
La estrategia para hacerlo, agrega el documento, debe ser
decidida por cada comunidad autónoma. "En función del tipo de centro sanitario y/o social donde se efectúe la vacunación y dependiendo de la realización o no de venopunción, cada comunidad autónoma y cada centro sanitario y/o social en su caso, puede optar por la metodología de cribado que mejor se adapte a su infraestructura, ya sea una determinación serológica convencional, una determinación de anticuerpos mediante pruebas rápidas en un punto de diagnóstico o, quizás la opción más eficiente en muchos casos, mediante gota de sangre seca, afirma Crespo.
Los expertos recomiendan que el cribado se dirija en primer lugar a la población general de entre 40 y 70 años,
"en la que es conocida una mayor prevalencia de la infección por VHC". Del mismo modo, establece que el esfuerzo del cribado deberá dirigirse especialmente a las poblaciones vulnerables, con especial atención a los centros de reducción de daños, centros de tratamiento de adicciones, y en general en todas aquellas estructuras sanitarias y no sanitarias en las que se atienda a esta población, incluyendo población inmigrante de zonas de alta prevalencia de la infección por VHC, usuarios de drogas por vía parenteral, y otras poblaciones vulnerables con alta prevalencia de infección por el VHC.
El "elevado coste" de no aprovechar esta oportunidad
Las organizaciones integradas en la AEHVE advierten de que la oportunidad de avanzar es "real", pero "más real aún es el
retroceso que ya se viene sufriendo por la Covid-19 en las estrategias de eliminación de la hepatitis C y la amenaza que este supone", argumenta García-Samaniego, que añade que la pandemia ha supuesto un impacto negativo sobre la atención de la hepatitis C, como la práctica paralización de los programas de micro-eliminación del VHC en todo el territorio nacional, una marcada disminución del número de nuevos diagnósticos de hepatitis C y, por supuesto, una reducción muy significativa (cercana al 80% en algunas comunidades autónomas) del tratamiento con antivirales de acción directa (ADDs).
Por ejemplo, detalla que en la Comunidad de Madrid la prescripción de los medicamentos que curan la hepatitis C
se ha reducido en un 80 por ciento con respecto a los datos registrados en el año anterior. Y en Castilla y León el número de pacientes tratados por hepatitis C en el semestre de enero a junio de 2020 ha descendido en un 74,6 por ciento con respecto al mismo período del año anterior.
Las consecuencias de este "parón" son notables, tanto en términos sanitarios como económicos. Según un trabajo publicado en la revista científica
Journal of Hepatology, un retraso de 18 meses en el diagnóstico y tratamiento de la hepatitis C como consecuencia de la pandemia, en una cohorte de 15.859 pacientes, aumentaría el número de muertes relacionadas con enfermedades del hígado, el carcinoma hepatocelular y la hepatitis C relacionada con cirrosis descompensada en 117, 73 y 118 casos, respectivamente.
Y en términos económicos,
incrementaría los costes en 1 millón por cirrosis descompensada y 1,3, debido al cáncer de hígado. Además, hasta catorce pacientes necesitarían un trasplante de hígado, incrementando los costes en 2,5 millones durante ese período para la cohorte mencionada de 15.859 pacientes. Teniendo en cuenta que la estimación de personas con infección activa por hepatitis C en España se eleva a 76.839 personas, casi cinco veces más que la muestra con la que se ha hecho esta simulación, el impacto clínico y económico real de la pandemia sobre el abordaje de la hepatitis C en España sería aún mayor.
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