Investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC) ha identificado la mayor colección hasta la fecha de genes mutados por la proteína AID, clave en la respuesta del sistema inmune y que también está vinculada con el desarrollo de linfomas.
El hallazgo, detallado en la revista Journal of Experimental Medicine, ayudará a mejorar la comprensión de los mecanismos moleculares que rigen la actividad de esta enzima y su potencial contribución al desarrollo del cáncer.
En la investigación han construido un atlas de las mutaciones que se acumulan en el ADN de los linfocitos B durante la respuesta inmune, y han visto que se debe a la actividad de la proteína AID, una enzima fundamental para que nuestro organismo genere inmunidad contra distintos patógenos.
De forma natural, esta proteína edita el código genético que dirige la síntesis de inmunoglobulinas, moléculas que detectan y marcan los patógenos de forma específica para su posterior eliminación por el sistema inmune.
Sin embargo, explica Ángel Francisco Álvarez Prado, "la actividad de AID tiene como efecto colateral la alteración de otros genes, lo cual puede afectar funciones esenciales de la célula B y culminar en el desarrollo de cáncer".
Los investigadores desarrollaron un nuevo método basado en secuenciación masiva para la detección de mutaciones en el ADN producidas por esta enzima, un reto vigente en el campo hasta la fecha. Y gracias a esta tecnología lograron identificar una colección de casi 300 genes que son mutados por AID, entre ellos varios que se encuentran mutados de forma recurrente en tumores de linfomas humanos.
Definen la especificidad de la proteína
Además, apuntan los autores del estudio, "el descubrimiento de esta amplia colección de dianas de AID ha permitido realizar una exhaustiva caracterización sus características moleculares y de los factores que definen la especificidad de la proteína AID".
Basándose en dichas características moleculares, los científicos han desarrollado un modelo de machine learning capaz de predecir qué genes se verán afectados por la actividad de esta proteína.
Los investigadores del CNIC han utilizado modelos genéticos en ratón y han descubierto que las vías principales de reparación del ADN se coordinan para reparar la mayor parte de las mutaciones inducidas por AID, protegiendo así el genoma de linfocitos B.
No obstante, explica Álvarez Prado, una pequeña proporción de esas mutaciones "escapa al control de los sistemas de reparación, favoreciendo así el desarrollo de cáncer y otras patologías de origen B". Además, han identificado "mutaciones idénticas" a las que aparecen en cánceres humanos en sus modelos de ratón.
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