La combinación de
ibrutinib con
rituximab (IR) de primera línea logra una alta tasa de respuesta completa (
RC) y de enfermedad residual mínima (
ERM) indetectable en pacientes con
linfoma de células del manto (
LCM). El Grupo Español de Linfomas y Trasplantes de Médula Ósea (
Geltamo) ha llevado a cabo un estudio de fase II abierto, multicéntrico, de un solo grupo, en pacientes con formas clínicas indolentes de LCM no tratadas.
"Los pacientes con LCM no tratados previamente con formas clínicas indolentes definidas por los siguientes criterios fueron elegibles: sin síntomas relacionados con la enfermedad, variantes no blastoides y diámetro mayor del tumor igual o menor a tres centímetros", explica
Eva Giné, la autora principal del estudio. Asimismo, los
criterios clave para elegir a los pacientes fueron: "tener 18 años o más, diagnosticado con LCM, sin tratamiento previo, asintomático y con una puntuación de estado funcional del Grupo Oncológico Cooperativo del Este de 0 o 1".
También se requería que la enfermedad fuera "estable durante al menos 3 meses
sin signos de progresión o necesidad inmediata de tratamiento". En el estudio participaron
50 pacientes con LCM, un 66 por ciento fueron hombres con una media de edad de 65 años.
Para la investigación, "se reclutaron los subtipos leucémicos no ganglionares y ganglionares y
los pacientes recibieron 560 mg de ibrutinib una vez al día y
un total de ocho dosis de 375 mg/m 2 de rituximab". De esta manera, los investigadores descubrieron que ibrutinib podría interrumpirse después de dos años en caso de ERM indetectable sostenida.
Resultados en pacientes con linfoma de células del manto
Después de 12 ciclos de tratamiento,
42 pacientes tuvieron una respuesta general, incluidos 40 con RC. Además, se logró una ERM indetectable en sangre periférica en el 87 por ciento de los casos. A los 2 años, 24 de 35 pacientes evaluables, el 69 por ciento, pudieron suspender el ibrutinib. "Cuatro pacientes tuvieron progresión de la enfermedad; tres eran LCM no ganglionar y presentaban alta complejidad genómica y mutaciones TP53 en el momento de la inscripción.
No se observó toxicidad inesperada excepto en un paciente con anemia aplásica grave", detallan los expertos.
La autora principal del trabajo añade que "cada vez se reconoce más la necesidad de un tratamiento individualizado de las formas clínicas indolentes del LCM. Y por eso, presumimos que
un tratamiento personalizado con ibrutinib en combinación con rituximab podría obtener respuestas significativas en estos pacientes".
Igualmente, Giné expone que "se esperaba una toxicidad observada con la combinación IR en primera línea, con predominio de la toxicidad hematológica, donde hasta e
l 22 por ciento de los pacientes experimentaron neutropenia grado 3-4. Esta cifra es superior a la observada con IR en pacientes mayores de 20 años con LCM (8 por ciento), y esto podría explicarse por la presencia enriquecida de casos con afectación leucémica en nuestro ensayo".
Finalmente, declara que "
los síntomas gastrointestinales y la fatiga también fueron frecuentes, aunque en general de baja o leve intensidad, y parecieron observarse con menos frecuencia que cuando la combinación de IR se administró en el entorno de recaída y refractario o en primera línea en pacientes mayores, lo que podría atribuirse al mejor estado general de nuestros pacientes".
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