La
aplasia medular, una enfermedad que consiste en la desaparición de las células encargadas de la producción de la sangre en la médula ósea, tiene una incidencia estimada de 2,83 nuevos casos por millón de habitantes y año.
Así lo determinan los últimos resultados del proyecto ‘IMAS’ (‘Incidence and Management of Aplastic Anemia in Spain’), un estudio observacional ambispectivo que ha sido presentado por
Juan Carlos Vallejo, hematólogo del Hospital Universitario de Donostia, durante la 48º Reunión Anual del Programa Español de Tratamientos en Hematología,
Pethema.
Vallejo ha reconocido que “son necesarios estudios epidemiológicos para avanzar en la lucha contra esta enfermedad” tanto en España como en otros países de nuestro entorno.
‘IMAS’ es “el primer ensayo de este tipo realizado en nuestro país, en el que se han incluido
105 pacientes de siete centros hospitalarios diferentes”. Sus conclusiones han sido presentadas en el último congreso de la Sociedad Europea de Trasplante de Sangre y Médula Ósea.
Otros trabajos presentados en la reunión de Pethema
Otro de los trabajos que se han expuesto ha sido el estudio ‘RACE’ (‘Randomized Study ATG/CsA +- EPAG’), un ensayo clínico terapéutico en primera línea, internacional, y en el que han participado seis países, con un total de 197 pacientes, 12 de ellos españoles.
“Estamos muy orgullosos de haber participado en este estudio, en el que se evaluó la
respuesta de pacientes con aplasia medular a la triple terapia, y por cuya comunicación se obtuvo el premio ‘Van Bekkum’ en la última edición del congreso”, ha declarado Vallejo.
Otro estudio terapéutico internacional en el que ha participado el Grupo de Insuficiencias Medulares de Pethema, y cuyos resultados también se han presentado durante esta reunión, es el ensayo en primera línea ‘SOAR’, en el que han participado seis pacientes españoles.
Por otra parte, durante esta cita científica se ha abordado la situación de los pacientes ante la pandemia por coronavirus. “Los profesionales sanitarios estamos redoblando esfuerzos para que los pacientes no Covid-19 con enfermedades graves no se vean afectados o, al menos, les influya en la menor medida posible, tratando de minimizar la mortalidad indirecta de la pandemia”, concluye Vallejo.
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