El tratamiento frente a la leucemia linfocítica crónica (
LLC) ha ido modificándose con el paso de los años gracias al desembarco de las
terapias dirigidas. Para conocer con más precisión la evolución de los tratamientos en los pacientes con esta patología, un estudio realizado por hematólogos del
Hospital Sant Pere y Sant Pau ha revisado las estrategias de tratamiento de
primera línea en pacientes con LLC. Los
agentes alquilantes en monoterapia fueron los más utilizados hasta 2012 y, a partir de ese año, la
inmunoquimioterapia. Desde 2018, las terapias dirigidas fueron la estrategia terapéutica más común, reflejando un claro desarrollo histórico. Como objetivo secundario, se analizó el
impacto de la terapia de primera línea en el tiempo hasta el próximo tratamiento, demostrando que la
inmunoterapia genera un mayor beneficio que el resto como terapia de primera línea.
La investigación, publicada en la revista
Leukemia & Lymphoma, consiste en un
estudio retrospectivo llevada a cabo por el centro catalán en el que se incluyeron pacientes en ensayos clínicos y en la práctica clínica habitual. El tratamiento de primera línea se dividió en tres grupos, como es el régimen basado en
quimioterapia,
quimioinmunoterapia y
terapias dirigidas.
Los especialistas revisaron las
estrategias de tratamiento de primera línea en pacientes con LLC del hospital, inscribiendo un total de
780 pacientes diagnosticados entre 1979 y 2022 de la base de datos del Sant Pau. Después de analizar una mediana de
6,5 años de seguimiento, el 40 por ciento de los pacientes necesitaron tratamiento.
Hasta el año
2012, los principales tratamientos usados fueron agentes alquilantes en monoterapia, y a partir de ese año la
Hematología viró hacia la inmunoquimioterapia. Desde
2018 que la terapia dirigida se convirtió en protagonista, convirtiéndose en el tratamiento más utilizado (72 por ciento) en detrimento de la
inmunoquimioterapia (28 por ciento).
Una mayor supervivencia con terapias dirigidas
En un análisis exploratorio de supervivencia, tras una mediana de
7,5 años de seguimiento, aquellos pacientes tratados con terapias dirigidas mostraron una
mayor supervivencia libre de progresión en comparación con otros tratamientos, aunque no se observaron diferencias en la supervivencia global.
Los pacientes que recibieron terapias dirigidas tuvieron un impacto más largo durante el tiempo trascurrido hasta el próximo tratamiento en comparación con otros regímenes. En los
análisis multivariables, las terapias dirigidas con
genes IGHV mutados y los regímenes de quimioinmunoterapia se relacionaron con un tiempo hasta el siguiente tratamiento más prolongado, y el sexo femenino, la edad menor de 65 años y los genes IGHV mutados se asociaron con una mejor supervivencia general.
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