“La importancia clínica del estudio de la
enfermedad mínima residual en la monitorización terapéutica de muchas
hemopatías malignas es fundamental. Un reflejo de la importancia de este parámetro es que su estudio durante la última década ha pasado de ser excepcional, sólo aplicable en hemopatías agudas, a ser analizado en la mayoría de
cánceres de la sangre”.
Marcos González Díaz, jefe de Hematología del
Hospital Clínico Universitario de Salamanca, ha sido el encargado de impartir la XXXII Lección Conmemorativa Antonio Raichs durante el último
Congreso Nacional de Hematología, celebrado en Valencia.
“La determinación de la enfermedad mínima residual permitiría realizar tratamientos de consolidación o mantenimiento adaptados a cada enfermo”, explica González.
Técnicas de detección
González destaca los avances en detección con técnicas de NGF, NGS y PCR-d
|
En la actualidad, las estrategias terapéuticas empeladas en el tratamiento de las leucemias y linfomas consiguen una elevada tasa de remisiones completas. Sin embargo, muchos pacientes “van a recaer de su enfermedad debido a la existencia de un
pequeño número de células malignas que no son detectadas con la metodología convencional”.
Para la detección de la enfermedad mínima residual, González destaca “los grandes avances producidos en los últimos años con la aparición de técnicas denominadas
Next Generation Flow (NGF),
Next Generation Sequencing (NGS) y
PCR digital (PCR-d), que han aumentado la robustez y la sensibilidad de las metodologías de estudio”.
Como consecuencia de ello, “la capacidad para
identificar pacientes con diferente supervivencia libre de progresión y global según el nivel de enfermedad mínima residual es cada vez mejor”.
Aunque pueda contener afirmaciones, datos o apuntes procedentes de instituciones o profesionales sanitarios, la información contenida en Redacción Médica está editada y elaborada por periodistas. Recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.