La
aplasia medular “es una enfermedad poco conocida consistente en la desaparición de las células encargadas de la producción de la sangre en la médula ósea, lo que hace disminuir los niveles de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas en la sangre periférica y, a su vez, provoca anemia, infecciones y/o hemorragias”. Así lo ha apuntado
José María Raya, jefe de Sección de Hematología y Hemoterapia en el
Hospital Universitario de Canarias en La Laguna, durante su intervención en la Reunión Interanual del
Grupo Español de Citología Hematológica (GECH).
Para esta enfermedad, la
Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) estima una incidencia anual de 2 ó 2,5 casos por cada millón de habitantes, pudiendo aparecer a cualquier edad, aunque hay picos de incidencia en los adultos jóvenes y en los mayores de 60 años.
La
biopsia de la médula ósea “es una
prueba diagnóstica imprescindible para el correcto diagnóstico de la aplasia medular y es de gran ayuda para descartar otras muchas enfermedades que también cursan con pancitopenia, como los síndromes mielodisplásicos, las patologías autoinmunes y algunas enfermedades congénitas”, afirma el experto. El informe de esta biopsia
“debe estar bien elaborado e incluir información específica sobre el porcentaje de celularidad hematopoyética”, según recomiendan las guías nacionales e internacionales sobre aplasia medular.
A este respecto, la
SEHH acaba de publicar una edición actualizada del manual “Biopsia de la médula ósea: perspectiva clínico-patológica”, en el que participan el propioRaya y María Rozman, presidenta del GECH, bajo la dirección de
Luis Hernández Nieto, ex jefe del Servicio de Hematología del Hospital Universitario de Canarias y ex presidente de la
SEHH.
Con respecto a los trabajos cooperativos del GECH
, “resulta de gran interés la actualización del Atlas de Citología para adaptarlo a la nueva clasificación de las neoplasias linfoides y mieloides de la Organización Mundial de la Salud (OMS)”, señala Rozman. La publicación de dicha clasificación “constituye el avance más significativo de 2017 en el ámbito del
diagnóstico citológico”, añade.
La
citología -disciplina que consiste en la observación de células a través del microscopio para estudiar su morfología- “sigue constituyendo un área fundamental del diagnóstico integrado en Hematología, junto a la hematimetría, la citometría, la citogenética, la
biología molecular y la histopatología”, según Raya.
Por tanto,
“es básica una correcta formación en este ámbito”, añade. Los planes de estudio de la especialidad contemplan esta necesidad, pero “consideramos que los 4 años de su actual periodo MIR no son suficientes para poder abarcar todos los avances que se vienen produciendo en la última década”, señala. “Se necesitaría un año más para mejorar y optimizar la formación de nuestros residentes”. Por este motivo,
la SEHH sigue a la espera de que el Ministerio de Sanidad apruebe su propuesta de programa formativo de 5 años de duración que comprende todas las competencias que deben adquirir los residentes de Hematología en esta área.
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