La aparición d
e 20 casos de cáncer supuestamente causados por las
terapias avanzadas CAR-T, y que están siendo investigados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (
FDA), ha puesto en guardia a la
Hematología europea y española. Desde la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (
SEHH), se defiende la visión de que, ante la falta de conclusiones sólidas, se debe estar atento, pero que de ningún modo se debe
dejar de infundir esta terapia que ha revolucionado el tratamiento en cáncer hematológico e incluso empieza a lograr avances entre los
tumores sólidos. Uno de los principales argumentos esgrimidos por la sociedad es que de los más de
34.000 terapias CAR-T infundidas a nivel mundial, solamente 20 casos han podido llegar a generar un
linfoma de tipo T. La institución, por otra parte, sí que defiende realizar
controles más rigurosos en el análisis de todos los pacientes que recaen tras la terapia.
Actualmente los únicos CAR-T que cuentan con aprobación de las agencias regulatorias son los
autólogos. Este tipo de terapia, en palabras de
Mariana Bastos, hematóloga del
Hospital Gregorio Marañón y miembro de la junta directiva de la SEHH, “usa
linfocitos del propio paciente, añadiendo una información genética de un ADN de un virus a la célula. El riesgo potencial de que se genere un tumor existe, y debido a este motivo
la CAR-T está sometida a muchos controles”.
En esta misma línea se pronuncia en
Redacción Médica Álvaro Urbano, director del
Instituto Clínic de Hemato-Oncología, defendiendo que “el
material genético puede llegar a activar un
gen de proliferación, interfiriendo con el funcionamiento normal de la célula. El riesgo teórico existe y ya se contemplaba esta posibilidad, pero la realidad es que era extremadamente infrecuente”.
Urbano: "El material genético puede llegar a activar un gen de proliferación, interfiriendo con el funcionamiento normal de la célula"
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La FDA ha empezado a analizar más de
7.000 casos tratados con CAR-T, y Urbano defiende que “aún no se sabe si el linfoma T que aparece es debido a la terapia o por otro motivo. Se trata de pacientes que han recibido
quimioterapia y
radioterapia, abordajes que también pueden generar efectos secundarios”. Con la espera de que aparezca más información al respecto de esta investigación, el hematólogo determina que “
no se puede parar el programa CAR-T, debido a que prácticamente se está curando al 50 por ciento de
pacientes con leucemia linfoide aguda, además de una tercera parte de los que padecen
linfoma”.
El seguimiento del paciente CAR-T no está estandarizado
Un aspecto determinante para Bastos es que se debe diferenciar los ensayos clínicos con CAR-T de la vida real, remarcando que “en algunos países europeos
el control por ver si aparecen linfomas T no es tan
estricto en el
seguimiento del paciente con CAR-T. Se trata de un asunto que
no está estandarizado a nivel europeo. Se desconoce si existen infrareportes”. Pese a esta situación, la especialista recuerda que a nivel español “se hacen controles en todos los centros infusores de CAR-T”.
Tanto Urbano como Bastos son conscientes de que en sus respectivos hospitales se han llegado a tratar
decenas de pacientes con CAR-T, y en ninguno de los casos se ha reportado un linfoma T debido a la infusión de la terapia. “En el Gregorio Marañón hay
más de 150 pacientes y no existe ningún caso”, expone la especialista, mientras que el hematólogo del Clínic sentencia que “de los 350 pacientes analizados, no se ha visto casos de linfoma T”.
Análisis de recaídas CAR-T con más precisión y finura
Pese a ello, esta alerta generada desde la FDA obliga, según Urbano, a que la Hematología realice “
análisis de todas las recaídas por CAR-T con mucha mayor finura que hasta ahora para ver si realmente se trata de una recaída del linfoma o el paciente ha desarrollado un linfoma T”. Una visión similar es la que defiende Bastos, argumentando que, tras esta noticia emitida por la FDA, “todos los centros estarán más atentos para evitar que se
escape cualquier tipo de información”.
Bastos: "El seguimiento del paciente con CAR-T no está estandarizado a nivel europeo"
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La conclusión a la que llega Urbano es que, en la medicina, “
todo acto médico tiene un riesgo, y aún más el tratamiento del cancer que actúa contra el DNA del paciente, en muchos casos a través de quimioterapia o radioterapia. El riesgo encontrado se tiene que tener en cuenta para que los especialistas estén vigilantes y evitar prevenir estas situaciones”. Pese a ello, ambos expertos certifican que aún de desconoce si
el CAR-T es el causante de estos casos, por lo que afirman que la terapia debe seguir utilizándose como hasta ahora.
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