Las personas con
trastornos de la coagulación, por enfermedades o por estar bajo tratamiento con
anticoagulantes tienen un
alto riesgo hemorrágico. Para ellos, someterse a un tratamiento odontológico puede tener
graves consecuencias. Evitar esas complicaciones es un reto para los médicos. El temor a la hemorragia ha conducido tradicionalmente a suspender la terapia anticoagulante en los días previos a la intervención oral, tras la cual, el miedo a los episodios trombóticos implica en muchos casos pasar del anticoagulante oral a heparina subcutánea. Además,
tampoco existe un protocolo único de actuación para el manejo de las personas con riesgo hemorrágico en la consulta dental.
“Es una situación estresante para todos y por ello es necesario
suprimir la disparidad de protocolos, unificar criterios y crear un documento único y claro para todos (médicos y enfermos)”, coincidieron en destacar los participantes en la sesión
Manejo del paciente anticoagulado en la consulta dental, auspiciada por la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (
SEHH), la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia (
SETH) y la Asociación Madrileña de Pacientes Anticoagulados y Cardiovasculares (
AMAC).
Hematólogos y cirujanos orales se comprometieron a “asumir el liderazgo para aunar las diferentes recomendaciones y crear un protocolo fácil para todos”, una propuesta a la que animó
Juan Manuel Ortiz, presidente de AMAC.
Limitar la terapia con heparina
Cristina Pascual, de la SEHH, y
Rosa Vidal, de la SETH, apuntaron que ese consenso deberá “
limitar la terapia puente con heparina porque hay mucho sangrado postoperatorio y poco tromboembolismo, incluso en pacientes con fibrilación auricular”, e insistieron en que “se ha sobredosificado la heparina por miedo a la trombosis”.
Existe disparidad de protocolos entre diferentes comunidades autónomas
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El procedimiento que se debería seguir ante una intervención dental debería ser, según las hematólogas, “
suspender el anticoagulante durante unos días y no administrar heparina, salvo casos puntuales como son los portadores de ‘stents’ desde hace poco tiempo o quienes han sufrido un ictus recientemente (menos de 6 meses)”.
Miguel Herrero, del Servicio de Hematología del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela, ha explicado los
riesgos hemorrágicos asociados a los diferentes anticoagulantes y puso de manifiesto la
disparidad de protocolos -pre y post intervención oral- entre comunidades (“Cataluña, el Servicio Andaluz de Salud, el Servicio Canario de Salud o la Sociedad Valenciana de Medicina de Familia y Comunitaria; cada una hace sus propias recomendaciones”).
Para este hematólogo, “la clave es hacer una
medicina individualizada”, lo que no excluye una serie de
recomendaciones generales: “No modificar la anticoagulación en pacientes con bajo riesgo hemorrágico siempre que la intervención se limite a
tres extracciones o tres implantes; evitar el uso de antiinflamatorios no esteroideos (AINEs); tomar dieta blanda y excluir alimentos y bebidas calientes”. Y la recomendación más importante: “las complicaciones hemorrágicas hay que manejarlas en el hospital porque pueden ser muy graves”, ha destacado Herrero.
Rebajar la alerta
Vidal ha intentado
rebajar el nivel de alerta que generan las personas con problemas de coagulación. “Tenemos que
evaluar la tendencia hemorrágica del paciente”, una recomendación con la que quiso señalar la necesidad de huir de estereotipos, como los riesgos en trombopenias: “si el paciente tiene más de 50.000 plaquetas, no hay que hacer nada, tan solo no utilizar AINEs ni antiagregantes”; en
hemofilias, “la actuación dependerá de la gravedad y, si es severa, hay que poner una dosis puntual de factor de la coagulación”; y en la enfermedad de Von Willebrand, “hay afectados que lo desconocen y es el dentista el que da la alerta”.
En España viven más de 800.000 pacientes anticoagulados
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La representante de la SETH ha subrayado que “es fundamental que el
odontólogo y el hematólogo estén coordinados”.
Normalizar el manejo de los pacientes con trastornos de la coagulación
Tras admitir el miedo al sangrado que tienen los odontólogos,
Guillermo Schoendorff, jefe del Servicio de Cirugía Oral y Maxilofacial del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela, ha abogado por “normalizar el manejo de los pacientes con trastornos de la coagulación”.
Algunas de las
estrategias para lograr este objetivo son “realizar cirugías mínimamente invasivas y seriadas para que el paciente se sienta cómodo; no hacer incisiones gingivales; utilizar suturas reabsorbibles y de 0000; anestesiar de un solo pinchazo con lidocaína con epinefrina, etc.”.
Para
evitar el sangrado, “lo más eficaz es la
presión activa mantenida y prohibido enjuagarse”, enfatizó. Sin embargo, el mayor riesgo se da cuando el paciente regresa a su casa y, por eso, “el
protocolo postquirúrgico es fundamental”, pues en él figuran los fármacos permitidos para el dolor (paracetamol y codeína), consejos dietéticos e higiénicos (dieta fría y no lavarse en unas horas) y “si sangra, llamar al servicio de urgencias”.
En España viven más de
800.000 pacientes anticoagulados, un colectivo cada vez más numeroso debido a diferentes razones, desde el envejecimiento de la población (que aumenta la incidencia de fibrilación auricular) hasta el incremento de portadores de válvulas cardiacas.
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