Hasta un 27 por ciento de los casos de
leucemia mieloblástica aguda se pueden catalogar como secundarios, es decir, se desarrollan tras la aparición de un
cáncer o enfermedad preleucémica previa.
Así se ha puesto de manifiesto en el 7º Workshop anual del Grupo Español de Leucemia Mieloblástica Aguda del Programa Español de Tratamientos en Hematología (LMA-Pethema), de la
Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia.
David Martínez-Cuadrón, del Hospital Universitario Politécnico La Fe, ha destacado que “la leucemia mieloblástica aguda es, probablemente, más frecuente de lo que pensamos”.
Diagnóstico y tratamiento
Para su diagnóstico,
Pau Montesinos, del mismo hospital y uno de los coordinadores del encuentro, señala que “las técnicas de secuenciación masiva de última generación han supuesto una revolución en su diagnóstico molecular, al
poder secuenciar el genoma y detectar múltiples mutaciones de manera más o menos rígida”.
La incidencia en nuestro país se estima en 3,5 casos por 100.000 habitantes y año
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“Aunque aún presentan retos importantes (su coste, laboriosidad o el tiempo necesario para ejecutar los análisis), estas técnicas no sólo sirven para determinar el diagnóstico de la enfermedad, sino también para poder
indicar nuevos fármacos dirigidos a dianas moleculares”.
Respecto a los avances en su tratamiento, en los últimos tres años se han aprobado varios fármacos, algunos de los cuales aún no han iniciado o finalizado la fase de aprobación por parte de la Agencia Europea del Medicamento (EMA).
Ensayos clínicos sobre leucemia mieloblástica aguda
Desde Pethema lideran varios ensayos clínicos, en los que participan
más de 60 centros de España y Portugal, y cuyos últimos datos se han expuesto en la reunión.
“Hemos dado a conocer los resultados definitivos del ensayo fase III ‘Flugaza’, en los que se demuestra que
el tratamiento en primera línea con azacitidina mejora la supervivencia respecto a una quimioterapia semi-intensiva con citarabina y fludarabina”, ha apuntado Montesinos.
La leucemia mieloblástica aguda representa el 40 por ciento de todas las leucemias en el mundo occidental y su incidencia en nuestro país se estima en 3,5 nuevos casos por 100.000 habitantes y año.
La mediana de edad de las personas que padecen esta enfermedad es de 67 años y su incidencia se incrementa con la edad, lo que explicaría que más de la mitad de los pacientes afectados tengan más de 65 años.
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