"Los trasplantes de médula son una opción más. Básicamente, podemos decir que se reservan para los pacientes en recaída, hay muy pocos tipos de linfoma en los que se piensa en ellos como primera línea de tratamiento. Aún así, no significa que sea la última solución, porque incluso en casos de empeoramiento hay opciones para tener, al menos, controlada la enfermedad sin tener que pasar por este tipo de intervención", ha asegurado el jefe de sección de Hematología en el Hospital La Paz, Miguel Ángel Canales durante el desayuno informativo organizado por la Asociación Española de Afectados por Linfoma, Mieloma y Leucemia (AEAL) con motivo del Día Mundial de la enfermedad.
Por su parte, la médico adjunto de Hematología en el Hospital 12 de Octubre, Ana Jiménez, ha señalado que "uno de nuestros grandes retos es saber, con los nuevos fármacos, en qué punto poner en cada paciente cada tipo de trasplante".
"El pronóstico del linfoma ha mejorado de forma global por los diferentes tratamientos que han surgido en los últimos años gracias, especialmente, a la introducción de los anticuerpos monoclonales", ha asegurado Canales.
En ese sentido, también ha recalcado que "ha habido un gran avance en los que llamamos inmunoterapia, haciendo que nuestro propio sistema inmunológico actúe frente a la patología. Ese es el futuro, nos dirigimos a hacer tratamientos más específicos, disminuyendo la toxicidad de la quimioterapia convencional. Siendo más selectivos seremos más eficaces".
Por su parte, su compañera en la ponencia ha incidido en que "ahora mismo estamos en un escenario en el que se está cambiando la forma de tratar los linfomas, porque aunque la quimioterapia sigue siendo la primera línea de tratamiento, se está quedando atrás. La investigación se centra sobre todo en ese 20 por ciento que no sobrevive. En esos casos, al no ser suficiente la terapia actual, la investigación se centra en buscar nuevas dianas moleculares".
El paciente, fundamental en la toma de decisiones
Este acto se ha enmarcado dentro de la campaña Despierta e infórmate de AEAL. Según su presidenta, Begoña Barragán, "el linfoma sigue siendo una enfermedad desconocida para la sociedad. Es muy compleja de comprender para el paciente. No es igual a un tumor sólido que te lo puedes imaginar, pero… ¿un linforma? Es necesario hacer que la enfermedad sea más comprensible para el paciente".
El papel del enfermo es fundamental para el desarrollo de la terapia: "Tienen que ser partícipes de las decisiones que se toman de sus enfermedades desde el principio, por lo que hay que tener una conversación muy fluida. La mayor limitación que tenemos los hematólogos es la falta de tiempo para poder explicarles la patología, las posibilidades de tratamiento, las consecuencias…", ha remarcado Ana Jiménez.
Una postura en la que coincide Miguel Ángel Canales: "Los especialistas tenemos que ser los que ayudemos al paciente. No debemos limitarnos, hay que explicarle por qué elegimos las determinadas opciones. No solo en primera línea, porque cuando recaen hay un abanico de posibilidades –cada vez se está abriendo más- y debemos encontrar ese tiempo para poder informar a los pacientes".
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