En el margen del curso sobre la
macroglobulinemia de Waldenström (
MW), realizado por la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (
SEHH), se ha evidenciado que los pacientes que padecen este cáncer hematológico y que se han
infectado de Covid no han tenido mayor mortalidad que la población general. La sociedad de Hematólogos estima una prevalencia de
1.800 casos de esta patología en España.
La macroglobulinemia de Waldenström (MW) es una gammapatía monoclonal IgM provocada por la presencia de
linfocitos B monoclonales en la médula ósea y, posiblemente, en otros órganos linfoides. Es una entidad poco frecuente, pero de gran interés clínico y biológico. Representa el 17 por ciento de las gammapatías monoclonales IgM y el 3 por ciento de todas las gammapatías monoclonales.
La incidencia en España ronda los
3,1 casos por millón de habitantes y año, lo que equivale a cerca de
150 casos anuales con las actuales cifras de población, y se incrementa considerablemente con la edad.
Vacuna contra el Covid
Estos pacientes “deberían vacunarse con la
primera vacuna Covid que tengan disponible”, explica Ramón García Sanz, presidente de la SEHH y coordinador del Curso Macroglobulinemia de Waldenström, organizado por la SEHH.
“Si alguno ha recibido
rituximab, conviene esperar dos o tres meses o revacunar seis meses después de la primera vacunación, con el objetivo de conseguir algo más de eficacia”, manifiesta el hematólogo. “Afortunadamente, los pacientes con MW que se han infectado de Covid no han tenido mayor mortalidad que la población general, aunque sí ha habido algunos
retrasos en sus diagnósticos”, agrega García.
Avances en el estudio de la MX
Dejando a un lado la pandemia, “se puede decir que estamos de enhorabuena en el abordaje de este cáncer hematológico”, señala el experto. “Tenemos cada vez mejores
métodos diagnósticos, terapias dirigidas y tratamiento de soporte”, añade. “Aunque siempre hay excepciones, estamos muy cerca de ofertar a los pacientes con MW la misma supervivencia de la población general”.
Son muchos los avances que se vienen produciendo en el abordaje de la MW. Así, por ejemplo, el ámbito diagnóstico se está beneficiando de un mejor conocimiento de la
genética y de las mutaciones que afectan a esta enfermedad. En este sentido, “representa un desafío implementar el diagnóstico molecular inmediato para todos estos pacientes, incluyendo todas las posibles mutaciones que puedan darse”, afirma el presidente de la SEHH.
En el terreno terapéutico “destaca el desarrollo de
nuevos tratamientos que han mejorado la
quimio-inmunoterapia convencional”, añade. Este experto se refiere a los inhibidores de la tirosina quinasa de Bruton: ibrutinib (ya aprobado) acalabrutinib y zanubrutinib, entre otros. “Conseguir la respuesta más profunda y duradera, con la menor toxicidad posible, constituye el principal desafío en el tratamiento de la MW”.
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