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Consolidar y mantener la terapia evita recaídas en mieloma múltiple

El seguimiento de los pacientes debe estar basado en una correcta evaluación de la eficacia y de la toxicidad

Jorge Sierra, presidente de la SEHH, inaugura el Joint Meeting SEHH-Memorial Sloan Kettering Cancer Center.

26 oct 2017. 10.30H
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POR REDACCIÓN
El principal problema del mieloma múltiple es la aparición de recaídas tras el tratamiento inicial o tras el trasplante de progenitores hematopoyéticos (TPH). Además, en la mayoría de los pacientes persiste enfermedad detectable después de un TPH. En este contexto, se plantea la consolidación y/o mantenimiento para evitar las recaídas. “La consolidación consiste en la administración de una terapia con baja toxicidad y durante un periodo de tiempo corto, mientras que el mantenimiento se centra en la administración de un tratamiento no intensivo de manera prolongada con el objetivo de mantener la respuesta alcanzada con las terapias previas”, ha explicado Ana Isabel Heiniger, jefa del Servicio de Hematología y Hemoterapia del Hospital Regional Universitario de Málaga y comoderadora del Joint Meeting SEHH-Memorial Sloan Kettering Cancer Center, un encuentro científico previo al LIX Congreso Nacional de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) y XXXIII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia (SETH), que se celebra en Málaga, del 26 al 28 de octubre.

En esta línea se ha manifestado la comoderadora de la sesión, Mª Victoria Mateos, del Servicio de Hematología del Hospital Universitario de Salamanca y miembro del Grupo Español de Mieloma (GEM-Pethema), quien ha indicado que “el seguimiento de los pacientes con mieloma debe estar basado en una correcta evaluación de la eficacia y de la toxicidad antes de iniciar cada nuevo ciclo de tratamiento”. Se trata de cuestiones claves para evitar que los pacientes estén sobretratados o infratratados, con los costes que esto conlleva. Así, “uno de los objetivos que tenemos que perseguir en el tratamiento de los pacientes con mieloma es que alcancen la mejor respuesta posible, un estado en el que la detección de enfermedad residual mínima sea negativa tanto dentro como fuera de la médula ósea, que es uno de los factores pronósticos más relevantes tanto para duración de la respuesta como supervivencia global”.

Por su parte, Sergio Giralt, del Memorial Sloan Kettering Cancer Center, de Nueva York (Estados Unidos), ha asegurado que el trasplante de células madre autólogas en el tratamiento del mieloma está establecido y constatado por destacados estudios clínicos como parte del tratamiento inicial de la mayor parte de los pacientes con mieloma que aún no han cumplido los 80 años. “La quimioterapia en altas dosis junto con el trasplante autólogo es la forma de lograr las remisiones más profundas y duraderas. Si además se añade mantenimiento postrasplante, las remisiones se sitúan entre tres y cuatro años”.

El investigador ha indicado que “hay que tener en cuenta que alrededor del 30 por ciento de los pacientes con mieloma que llevan más de diez años con tratamiento de mantenimiento con lenalidomida no tienen recaídas”. No obstante, ha añadido que “aunque entre un 30 o un 40 por ciento de los pacientes candidatos a trasplante no recae y la mayoría sí lo hace. Por eso, las líneas de investigación se están centrando en mejorar estos datos, reduciendo la toxicidad del trasplante. De hecho, nosotros los hacemos de forma ambulatoria para minimizar al máximo el impacto que pueda tener en los pacientes con mieloma y para que se sientan lo más cómodos posible, dentro de su entorno y sin tener ingresos en el hospital”.

Calidad de la respuesta

Tal y como ha señalado Heiniger, también presidenta del Comité Organizador Local del Congreso, el trasplante autólogo se está empleando en el mieloma después de controlar la enfermedad junto con la quimioterapia o con los nuevos agentes. De esta forma, “se intenta mejorar la calidad de la respuesta y prolongar los periodos en los que no se requiere terapia. Hay que tener en cuenta que es un procedimiento que tiene muy poca mortalidad y no muchas complicaciones; no es curativo, aunque sí permite mayor tasa de remisiones completas y mayor duración de la respuesta”.

Mateos ha recordado que el trasplante autólogo de medula ósea continua siendo un estándar de tratamiento para todos los pacientes con mieloma de nuevo diagnóstico candidatos a recibirlo; es decir, en pacientes menores de 65 años e incluso también para algunos entre 65 y 70 o más si su estado general y sus comorbilidades lo permiten. De hecho, “dos grandes estudios randomizados han demostrado que el trasplante autólogo realizado tras la administración de cuatro o seis ciclos de inducción con  un régimen de quimioterapia triple que incluya nuevos fármacos prolonga de una manera significativa la supervivencia libre de progresión con respecto a pacientes que no recibieron el trasplante. Por ello, son estrategias complementarias”.

Trasplante alogénico en linfoma no Hodgkin

La práctica actual del trasplante alogénico en linfoma no Hodgkin (LNH) en Europa se cifra en sólo el 4 por ciento del total de trasplantes alogénicos llevados a cabo en 2016 frente al 28 por ciento de los que se realizan dentro de la categoría de autotrasplantes, “ya que la indicación del alogénico se realiza en situaciones de recaída, estados avanzados de la enfermedad o pacientes que no alcanzan la curación con esquemas de tratamiento habituales”, ha destacado Heiniger, quien ha precisado que hay que tener en cuenta que en la mayoría de series las variables que impactan más favorablemente en la supervivencia son la quimiosensibilidad previa al alotrasplante y la histología indolente del linfoma.

Leucemia mieloide aguda

En los últimos años se ha producido importantes avances en cuanto a manejo y tratamiento de las leucemias agudas, gracias a décadas de trabajo. Los logros obtenidos en la caracterización biológica de la enfermedad han sido relevantes y pioneros en la aplicación de técnicas moleculares y de secuenciación más modernas, según ha detallado la presidenta del Comité Organizador. Sin embargo, los conocimientos adquiridos en la biología de la leucemia mieloide aguda (LMA) deben reflejarse en cambios en las estrategias terapéuticas. Así, “varios nuevos agentes terapéuticos en desarrollo se dirigen a los cambios genéticos y moleculares en la célula que se sabe que juegan un papel en la patogénesis y en el pronóstico de la LMA. Sin embargo, aunque algunos parecen prometedores, especialmente para pacientes mayores frágiles, todavía ninguno se ha establecido en la práctica clínica, debido a que aun produciendo mejores tasas de respuesta rara vez se traducen en mejoras significativas de la supervivencia”, ha precisado la especialista.

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