Redacción. Madrid
Tan solo la mitad de los 34 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) regula su
big data relacionado con la salud, la gran base de datos con utilidad transversal en el llamado espacio sociosanitario. En España, por el momento, no existe política nacional alguna más allá de las sugerencias del Comité Asesor del Ministerio de Sanidad que trabaja en esta área desde hace unos meses.
El hecho estriba en que los sistemas de salud de los países deben afrontar reformas para hacer frente al envejecimiento de la población, según ha advertido la responsable de la División de Salud de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Francesca Colombo. Entre ellas, aprovechar las innovaciones, como es el caso del
big data.
El manejo inteligente de los datos sanitarios constituye un reto, pues “sólo la mitad de los 34 países de la OCDE tiene políticas para abordar el uso de los datos de los registros electrónicos de salud para informar a los médicos, realizar investigaciones y mejorar la seguridad del paciente”. En su opinión, esto se debe mejorar, pues “el potencial para el uso de los datos de manera más efectiva es enorme para reducir los errores médicos, mejorar la coordinación en los pacientes con enfermedades crónicas (…)”.
La responsable de la OCDE se refiere también a la innovación en salud, lamentando que las nuevas tecnologías y avances en este campo suponen un aumento de costes que ha roto el modelo que existía para equilibrar riesgos y beneficios. Como ejemplo pone el alto precio que suponen los nuevos medicamentos, como es el caso de los de la hepatitis C, lo cual hace “correr el riesgo de reventar los presupuestos públicos”.
“Una ola creciente de enfermedades crónicas”
Colombo ha hecho referencia también a “la manera en que los sistemas de salud responderán al envejecimiento de la población europea, pues a día de hoy no están preparados para hacer frente a la creciente ola de enfermedades crónicas”. Y es que “actualmente, una persona de un país de la OCDE puede esperar vivir con buena salud hasta más allá de los 80 años, pero más del 60 por ciento entre 65 y 74 años sufrirán al menos una enfermedad crónica y, a partir de los 75, tres o más”, ha recordado.
Ante esta situación, Colombo avisa de que “los sistemas de salud se centran más en el proveedor que en el paciente, pero también es cierto que muy pocos pacientes están verdaderamente involucrados en su propio cuidado”. La solución, una mayor coordinación entre la atención en los centros de salud y la hospitalaria, y potenciar el trabajo de los médicos de familia para evitar hospitalizaciones “innecesarias y costosas”. Asimismo, “minimizar las desigualdades socioeconómicas”.
Por todo ello, finaliza, tras “siete años de crisis económica y financiera que han desafiado los sistemas de salud de manera significativa, sobre todo en Europa” es necesario valorar las “grandes oportunidades que se ofrecen para que estos ofrezcan una mayor eficiencia y valor de cara al envejecimiento de la población”.