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Sedisa valora el "avance indudable" que supone el Plan Ictus del Sermas

Así se ha puesto de relieve en el último Foro Sedisa-Sermas y en el que ha participado el director general Jesús Vázquez

El director general de Asistencia Sanitaria y Aseguramiento del Sermas, Jesús Vázquez Ramos.

23 may 2022. 13.30H
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Desde su puesta en marcha, el Plan de Atención al Ictus de la Comunidad de Madrid, actualizado en 2021, ha supuesto un modelo y avance indudable en la estrategia de atención por procesos que el Servicio Madrileño de Salud (Sermas) es capaz de ofertar a los pacientes con Ictus. Y, como queda patente, es una estructura dinámica en continuo proceso de innovación y mejora. En palabras de Jesús Vázquez, director general de Asistencia Sanitaria y Aseguramiento del Sermas, “se trata de un concepto de asistencia integrada que impulsa la necesaria promoción y prevención en Atención Primaria".

En los últimos años se ha avanzado mucho en la atención a los pacientes con ictus, pero hemos de seguir trabajando para ofrecer una buena rehabilitación y coordinación con los servicios sociales”. Según Jesús Vázquez, existen en la actualidad 1.000 camas en la Comunidad de Madrid, incluyendo hospitales públicos y concertados, dedicadas a pacientes con ictus “y el 87 por ciento son camas para rehabilitación de estos pacientes. Hemos de continuar ayudar a los pacientes a incorporarse a la sociedad”.

Analizar los avances del Plan de Atención al Ictus de la Comunidad de Madrid y los retos asistenciales que existen ha sido el objetivo del Foro Sedisa-Sermas. Mejora de la continuidad asistencial en el paciente post-ictus crónico que, con la colaboración de Ipsen, compañía biofarmacéutica global centrada en innovación y atención especializada, la Sociedad Española de Directivos de la Salud (Sedisa) ha celebrado.


Una continuación del Código Ictus


“El Plan de Atención al Ictus de la Comunidad de Madrid es continuación del Código Ictus, que fue hace años modelo de atención para otras comunidades autónomas y que redujo de forma muy importante la mortalidad asociada a este problema de salud, supone la coordinación asistencial de los servicios asistenciales de todo el sistema, ha contado y cuenta con la implicación y la colaboración de un gran número de profesionales sanitarios de la Comunidad de Madrid y pone en primer lugar al paciente con ictus, alrededor del cual se organiza la asistencia sanitaria para obtener los mejores resultados en salud”, explica Domingo del Cacho, presidente de la Agrupación Territorial de Sedisa en Madrid y Director Gerente del Hospital Universitario Severo Ochoa de Leganés.

Más de 120.000 personas son dadas de alta cada año en España tras sufrir un ictus. La tendencia en la tasa de hospitalización va en aumento, de forma independiente al envejecimiento de la población. Se espera un incremento del 20 por ciento en los próximos 10 años. Es la primera causa de muerte en las mujeres y la segunda causa de en los varones. “El ictus es responsable del 3 al 4 por ciento del gasto sanitario total en España y en Europa, estando la mayoría del gasto relacionada con la hospitalización en la fase aguda, con la rehabilitación y con los gastos de residencias”, explica Dulce Ramírez, Vicepresidenta Primera de Sedisa y Directora de Continuidad Asistencial del Hospital Universitario Infanta Leonor y Hospital Virgen de la Torre.

“Este problema, tan prevalente, puede dejar gravísimas secuelas en los pacientes -el ictus es la primera causa de discapacidad en España- y requiere de la implicación de muchos profesionales, siendo clave la coordinación asistencial entre Atención Primaria, Atención Especializada y la Medicina Física y la Rehabilitación”.


El papel de la Atención Primaria contra el ictus


En este sentido, Sonia Martínez Machuca, Gerente Asistencial de Atención Primaria del Sermas, explica que “el periodo de los 2-3 meses tras sufrir un ictus es fundamental y se debe seguir trabajando en esta transición de los pacientes. En los últimos años se ha avanzado de forma importante en Atención Primaria, en la atención al cuidador y en la atención domiciliaria, así como en la educación para la salud”. Entre otros retos, durante el Foro Sedisa-Sermas se han destacado, además, la rehabilitación de los pacientes afectados por un ictus.

“Se deben dedicar más esfuerzos en la media-larga estancia y en la atención domiciliaria de los pacientes, en la rehabilitación, que debe ser temprana, tener continuidad y preferiblemente presencial”, hace hincapié Carlos Gómez-Escalonilla, FEA de la Unidad de Ictus del Hospital Clínico San Carlos y experto en ictus. Así mismo lo expone Santiago de la Fuente, del Servicio de Medicina Física y Rehabilitación del Hospital Príncipe de Asturias, quien añade: “Se requiere una mayor coordinación con los centros de media estancia y en el momento en que el paciente sale de este tipo de centros, impulsando el seguimiento”.

Entre otras propuestas, este experto destaca que se está en el desarrollo de un código de neurorrehabilitación y en una plataforma de continuidad asistencial para mejorar el seguimiento de los pacientes del hospital de agudos al hospital de media estancia. “Con ello, se mejorarían las afecciones que pueden padecer los pacientes tras sufrir un ictus, como la espasticidad, cuya prevalencia es hasta en el 46 por ciento de los ingresados en centros de media estancia, siendo necesario el tratamiento precoz”, explica Santiago de la Fuente.

La espasticidad es común entre las personas con ciertas afecciones neurológicas a largo plazo. De hecho, se estima que afecta al 20-30 por ciento de los pacientes que ha sufrido accidente cerebrovascular en torno al 84 por ciento de los pacientes que tienen esclerosis múltiple y al 60-78 por ciento de los pacientes que sufren lesiones medulares.

La coordinación entre especialidades, como ha quedado patente durante el Foro Sedisa-Sermas, es fundamental, “para lo que es clave contar con el mismo sistema informático en todas las administraciones sanitarias de la Comunidad de Madrid”, destaca Gómez-Escalonilla. Ello permitiría, además, contar con un registro unificado para medir resultados y “tomar decisiones basadas en dichos resultados”, concluye Dulce Ramírez.

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