Redacción. Madrid
La Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos (CIP) de los hospitales no debe descuidar el suministro de óxido nítrico en los traslados o incluso durante la ventilación manual del paciente, según han advertido los especialistas reunidos en un foro organizado por Linde Healthcare.
La administración de óxido nítrico inhalado es eficaz y segura. Sin embargo, es recomendable disponer en todas las Unidades de Cuidados Intensivos Pediátricos (CIP) de protocolos de administración y retirada de óxido nítrico para asegurar que se utilice en las indicaciones adecuadas, se retire de forma precoz en los casos en los que no se obtenga respuesta, se mantenga a la mínima dosis eficaz y se realice una retirada gradual evitando el efecto rebote.
Para Susana Jaraba, pediatra intensivista de la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba, resulta fundamental contar con sistemas de administración homologados que cumplan con todos los requisitos que exige la normativa, como monitorizar las concentraciones de óxido nítrico, dióxido de nitrógeno y oxígeno en la rama inspiratoria del paciente, y que aseguren el menor tiempo de contacto entre el óxido nítrico y el oxígeno.
Los sistemas deben administrar una concentración de óxido nítrico constante, con independencia del respirador que estemos utilizando. “Es esencial también que permitan continuar con la administración de óxido nítrico durante la ventilación manual y los traslados para no interrumpir de forma brusca el tratamiento. Asimismo deben contar con una batería de emergencia y una bala de óxido nítrico de reserva para permitir una sustitución rápida” ha precisado Jaraba.
Hipertensión pulmonar y trasplante, y patología cardiaca
La principal utilidad del óxido nitroso se centra en situaciones de hipertensión pulmonar, trasplante pulmonar y la disfunción del ventrículo derecho. Tal y como ha subrayado Susana Segura, pediatra intensivista del San Juan de Dios de Barcelona, “el óxido nítrico permite mejorar la relación ventilación-perfusión, disminuir las resistencias vasculares pulmonares y reducir la sobrecarga del ventrículo derecho”.
Por último, se ha hecho hincapié en que si se exceden las dosis recomendadas aumentan los efectos tóxicos. Además, si se administra en pacientes en los que está contraindicado puede empeorar la enfermedad de base. Y, por último, si se interrumpe su administración de forma brusca puede provocar un efecto rebote grave con afectación severa de la oxigenación, aumento de la presión pulmonar o incluso disminución del gasto cardiaco.