Extremadura y Andalucía copan las menores tasas de exacerbación de asma

Las provincias norteñas, en cambio, registran una incidencia más elevada

Martes, 14 de abril de 2015, a las 18:21
Redacción. Málaga
Según los datos epidemiológicos actuales, las exacerbaciones asmáticas que producen ingresos hospitalarias tiene una amplia variabilidad geográfica: “Las provincias del norte de España y en especial de la cornisa cantábrica (Asturias, Santander, País Vasco y Burgos), así como Baleares, Barcelona y Lleida, describen las tasas más altas, mientras que en las provincias de Extremadura y Andalucía occidental se concentran las tasas más bajas”, según ha apuntado Julio Delgado, de la Unidad de Alergología del Hospital Virgen Macarena (Sevilla).

Julio Delgado.

“Se estima que las exacerbaciones provocan unas 250.000 muertes en el mundo cada año, la mayoría en pacientes evolucionados, y muchas de estas muertes son evitables”, ha declarado Santiago Quirce, experto del servicio de Alergia del Hospital La Paz (Madrid).

En efecto, uno de los principales objetivos terapéuticos en asma es la prevención de las exacerbaciones, cuya aparición merma la calidad de vida de los pacientes, es fuente de ansiedad y condiciona futuras alteraciones clínicas y de función pulmonar. Además, son causa de aumento de la mortalidad por asma.

Así lo han destacado los expertos reunidos en el encuentro Espacio Asma, que se ha celebrado este fin de semana en Málaga con el objetivo de revisar en profundidad las exacerbaciones asmáticas: desde sus factores etiológicos hasta la detección precoz de las señales de alarma, profundizando en sus consecuencias sobre los pacientes y las medidas terapéuticas para su tratamiento, según ha explicado Antonio Luis Valero, del servicio de Neumología y Alergia del Hospital Clínic (Barcelona).
Este encuentro anual está impulsado por los laboratorios Chiesi y cuenta con el aval científico de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic).

Señales de alarma para prevenir las crisis

Las exacerbaciones son más frecuentes en aquellos pacientes con asma grave o los que tienen un pobre control de la enfermedad, aunque en todos los subtipos de asma se puede dar un deterioro abrupto de los síntomas o de la función pulmonar. Las causas suelen venir por una combinación de factores, tal y como ha precisado Delgado: “La concurrencia de exposición alergénicas e infección vírica aumenta significativamente el riesgo de exacerbación grave y hospitalización, y la contaminación ambiental también provoca un aumento de las crisis de asma”.

Junto con el conocimiento de las causas que provocan estos episodios de empeoramiento del paciente, saber detectar las señales de alarma es crucial para prevenir su aparición. Haber tenido al menos una exacerbación en el año previo; la baja adherencia terapéutica; el infratratamiento; los problemas psicosociales; o la exposición al humo del tabaco o sustancias laborales son algunas de estas señales.

Fenotipar al paciente: ¿sí o no?

Otro de los puntos centrales del Espacio Asma ha sido el debate sobre los pros y los contras de fenotipar al paciente asmático, es decir, caracterizar las diferentes expresiones clínicas de la enfermedad para adaptar el tratamiento a cada caso.

La discusión ha dejado clara la controversia existente, pues “salvo casos particulares, no se ha observado una relación clara entre patrones clínicos concretos y la respuesta a los diferentes tratamientos empleados, por lo tanto, no hay actualmente evidencia que permita recomendar su empleo de forma generalizada”, ha reconocido Valero.

Beneficios de la terapia MART

Los expertos coinciden en que los objetivos terapéuticos, sin embargo, pueden alcanzarse en la mayoría de pacientes siguiendo una estrategia basada en el tratamiento farmacológico óptimo ajustado junto con medidas de supervisión, control ambiental y de educación del asma.

Foro en el que se han analizado las exacerbaciones por asma.


En este sentido, en el encuentro se ha destacado los beneficios de la terapia MART, ya que “proporciona una reducción de las exacerbaciones y un mejor control del asma, pese a precisar una menor cantidad de glucocorticoides”, ha subrayado Quirce. Esta terapia consiste en el uso conjunto de un corticosteroide inhalado –beclometasona extrafina– y formoterol en el mismo inhalador como medicación de mantenimiento y de rescate, que aporta la posibilidad de administrar un tratamiento antiinflamatorio intenso al inicio de la exacerbación que contribuye a frenar el desarrollo de las mismas.