El Ministerio de Función Pública de
José Luis Escrivá marca el paso hacia un nuevo paradigma del directivo público, al que presumiblemente pretende dotar de más
independencia y “espacio” para sus determinaciones. A grandes rasgos, las intenciones del economista han sido recibidas con optimismo por parte de los gestores de la sanidad, que aguardan a conocer la ‘letra pequeña’ de los planes del Gobierno. La toma de decisiones en base a resultados y alejada de arbitrariedades, señalan, debe regir cualquier propuesta política. “Menos autonomía supone transformar a gestores en
administradores sin responsabilidades directas”, advierten.
Escasas semanas después de tomar la cartera del Ministerio de Transformación Digital y de la Función Pública, Escrivá avanzó en el Congreso de los Diputados su intención de elaborar un nuevo
Estatuto del Directivo Público, entre otros objetivos, para desarrollar
sistemas de selección “de carácter democrático” en base a perfiles y competencias y con retribuciones vinculadas a objetivos. También para
otorgar a estos cargos mayor “autonomía”: “La forma en la que se ha operado en la
Administración General del Estado (AGE) y, en general, en las administraciones, tiende a cierta desconfianza en el gestor, y no se le da espacio suficiente de toma de decisiones; ello inhibe la innovación y genera excesos de aversión al riego”, deslizó.
"La desconfianza en el gestor inhibe la innovación y genera excesos de aversión al riesgo"
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Consultados por Redacción Médica, altos representantes de la
Sociedad Española de Directivos de la Salud (SEDISA) y de la
Asociación Nacional de Directivos de Enfermería (ANDE) ponen en valor el paso dado por el Gobierno, que esperan que pueda servir para reforzar un papel que, en el caso de los gestores sanitarios, se encuentra “
muchas veces en entredicho”.
Pérdida de independencia en la gestión sanitaria
“Los gestores son, de alguna manera, los que ‘curan’ al hospital con sus decisiones, y por eso estas deben tomarse
en base a resultados”, indica
Patricia Alonso, vocal de la Junta Directiva de SEDISA, quien advierte de que una pérdida de independencia de este tipo de cargos podría derivar en un aumento de “arbitrariedades” externas.
Para
Jesús Sanz, presidente de ANDE, la respuesta a si los gestores precisan de más espacio “no es sencilla”. “El
Sistema Nacional de Salud (SNS) se enfrenta a profundos cambios que deben contestar a las necesidades actuales de profesionales y usuarios, y también a las organizativas y sociales —explica—. Para ello se necesitan
decisiones políticas que no se pueden llevar a cabo sin una dirección y gestión profesional cualificada y razonablemente estable”.
"Menos autonomía supone transformar a gestores en administradores sin responsabilidad"
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En palabras del responsable de la asociación enfermera, el sector público está actualmente sometido a una normativa “que hace muy difícil terminar con las
bolsas de ineficiencia del sistema”. Por ello, ve “positivamente” que se abra de nuevo el debate sobre el papel de los gestores “para facilitar cambios innovadores”.
“Menos autonomía conlleva menos gestión, menos responsabilidad, menos liderazgo, menos decisiones; supone
transformar a gestores en administradores sin responsabilidades directas en la resolución de los problemas importantes de las instituciones”, concluye.
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