La fórmula del
pago por resultados se ha convertido en una de las principales apuestas de los sistemas autonómicos de salud para tratar de dar un salto cualitativo en la financiación de nuevos
medicamentos innovadores, terapias avanzadas o tecnologías médicas. Un cambio de paradigma que cada vez suena con más fuerza entre los altos cargos que dirigen la sanidad a escala territorial, pero que todavía requiere de varios pasos adelante. Estrechar los lazos de
“confianza” con la industria farmacéutica o garantizar la sostenibilidad económica del sistema son dos de las claves que los gerentes han colocado en su hoja de ruta para conseguirlo.
El XI Encuentro Global de Altos Cargos analiza las nuevas fórmulas de financiación.
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Esta necesidad de impulsar nuevas herramientas de financiación es un punto de partida en el que coinciden los responsables sanitarios de territorios como la
Comunidad Valenciana, el País Vasco, Andalucía o La Rioja, aunque cada uno muestra matices en su estrategia. Los rostros visibles de las cuatro autonomías han avanzado sus planes en el
XI Encuentro Global Altos Cargos de la Administración Sanitaria que ha organizado
Redacción Médica y que cuenta con la colaboración de Abbott, Abex Excelencia Robótica, Air Liquide Healthcare, Cardiva, Fresenius Medical Care, GE Healthcare, Pfizer y Sanofi.
La Consejería de Salud del
País Vasco se ha posicionado a favor de buscar nuevas vías de “colaboración” que permitan paliar el impacto de los “costes desorbitados” que actualmente tienen este tipo de productos en el mercado. Y uno de estos caminos pasa por desarrollar programas conjuntos con la industria farmacéutica. “
Tenemos que aumentar la confianza mutua. No se trata de yo vendo o yo compro. Que no sea o ellos o nosotros”, ha apuntado la directora de Investigación e Innovación Sanitaria,
María Ángeles Ibarrondo.
Entre sus principales bazas para alcanzar esta mejora en las vías de financiación se encuentra la potenciación de la denominada
“medicina basada en valor”. El objetivo es establecer nuevas herramientas que permitan convertir la investigación en un proceso “eficiente”, como el análisis de los recursos necesarios o el coste por paciente. “Tenemos que identificar, intercambiar prácticas y reorganizar los procesos asistenciales con estos hallazgos utilizando
un enfoque multidisciplinar”, ha apostillado.
Esta necesidad también ha cobrado fuerza en la Comunidad Valenciana que busca estrategias para la incorporación de un centenar de equipos nuevos de alta tecnología o la puesta en marcha de la cirugía robótica a su red de hospitales. El Gobierno autonómico pretende dar con una fórmula que aporte “sostenibilidad”, pero que no frene el
derecho a la “equidad” en el acceso a la sanidad pública. Y una de las soluciones pasa por el
pago por resultados.
“Hay determinadas tecnologías que las necesitamos para dar ese salto de calidad,
atender las expectativas de la población pero garantizar la sostenibilidad del sistema sanitario”, ha relatado la secretaria autonómica de Eficiencia y Tecnología de la Consejería de Sanidad Universal,
Concha Andrés.
José Javier Castrodeza, ex secretario general de Sanidad del Ministerio de Sanidad.
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Concha Andrés, secretaria autonómica de Eficiencia y Tecnología de la Consejería de Sanidad Universal de la Comunidad Valenciana.
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María Ángeles Ibarrondo, directora de Investigación e Innovación Sanitaria de la Consejería de Salud del País Vasco.
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Sostenibilidad económica en la innovación terapéutica
Andalucía también se encuentra inmersa en la búsqueda de nuevas vías de financiación de medicamentos y tecnología sanitaria para planificar la asistencia del futuro, aunque se ha topado hasta la fecha con algunas barreras como la burocracia de la
Ley de Contratos o el sistema reparto de fondos autonómicos. La solución que proyectan pasa por abordar la
“eficiencia en el gasto de los sistemas sanitarios”.
José Antonio Miranda, el director general de Gestión Económica del Servicio Andaluz de Salud, ha relatado algunas claves para explotar un presupuesto sanitario de 14.200 millones de euros. Destinar “la mayor parte” de fondos posible, conseguir que los profesionales sean más “eficientes” y la colaboración empresarial son sus puntos fuertes.
“Igual que la industria necesita a los sistemas sanitarios, los sistemas sanitarios necesitan a la industria. Deben ir de la mano”, ha enfatizado.
Esta realidad es ligeramente diferente en
La Rioja, una comunidad de poco más de 300.000 habitantes, que tiene el reto de dar un paso adelante en innovación terapéutica con unos recursos más limitados debido a su demografía. Algo que sí que han solventado con éxito con estrategias como un programa conjunto de cardiología con Navarra. Su Gobierno busca fórmulas ante la previsión de un
“aumento exponencial” del gasto sanitario para conseguir fármacos biológicos, medicina de precisión o antivirales.
Una de sus apuestas será instaurar
un sistema de “riesgo compartido” que permita reducir la “incertidumbre” en los diferentes sistemas sanitarios a la hora de hacer una evaluación sobre las nuevas tecnologías y su coste. “Deberíamos tener una agencia que centralice todas esas experiencias para no tener que tener cada comunidad que hacer el trabajo individualizado", ha subrayado
Alberto Lafuente, gerente del Servicio Riojano de Salud.
Los testimonios de estas cuatro autonomías han permitido mostrar una radiografía sobre las estrategias de financiación de
nuevas tecnologías en el Sistema Nacional de Salud. Pago por resultados, evaluación de riesgos, colaboración público-privada, sostenibilidad o equidad son solo algunos de los términos que les acompañarán en los próximos años.
Alberto Lafuente, gerente del Servicio Riojano de Salud.
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José Antonio Miranda, director general de Gestión Económica del Servicio Andaluz de Salud.
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Mesa sobre las 'Nuevas fórmulas de financiación para introducir la innovación terapéutica y tecnológica'.
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