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"La falta de inversión privada aleja la investigación española de Europa"

El director del Instituto Ramón y Cajal de Investigación, Alfredo Carrato, ha buscado recursos por métodos alternativos

Alfredo Carrato, director del Irycis.

15 feb 2017. 09.00H
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POR JOSÉ A. PUGLISI
Reinventarse ante la adversidad. El Instituto Ramón y Cajal de Investigación (Irycis) apuesta por nuevas fórmulas de financiación para impulsar las investigaciones que, de otra manera, no se podrían desarrollar por no adaptarse a los sistemas tradicionales. La innovación les permite esquivar el “valle de la muerte” de los proyectos de I+D, así como seguir avanzando a pesar de los recortes en los recursos.

Alfredo Carrato, director del Irycis, han explicado a Redacción Médica los detalles de sus nuevos modelos de financiación y el acuerdo que han alcanzado con Canaan Research & Investment. Sin embargo, advierten que “aunque la financiación pública se ha visto mermada y debe mejorar, donde nos distanciamos de nuestros homólogos europeos es en la escasa financiación privada”.

¿Qué modelo de financiación se ha aplicado en Irycis para impulsar la investigación?

Desde la Unidad de Apoyo a la Innovación de nuestro Instituto, hemos puesto en marcha un modelo que nos permite financiar proyectos que se encuentran en un estadio de desarrollo que no se adaptan bien a las fuentes de financiación habituales de los proyectos de investigación en biomedicina. Además de tampoco ser lo suficientemente maduros para generar el interés de las grandes empresas.

¿En qué consisten?

El modelo es sencillo. Lo primero es presentar proyectos a una empresa que invierta en investigación y desarrollo. En este caso ha sido Canaan Research & Investment. Luego, el grupo evalúa el potencial de la investigación y, si la evaluación es favorable, definimos un proyecto por objetivos que facilite su posterior licencia a empresas del sector sanitario. Finalmente, llegamos a un acuerdo de inversión en el que compartimos los futuros beneficios que pueda generar el proyecto con Canaan o sus empresas participadas.

Esto ya lo hemos hecho en tres ocasiones.

¿Qué beneficios/desventajas ofrecen frente a los modelos tradicionales?

Facilita atravesar el “valle de la muerte” al que se enfrentan los investigadores con resultados potencialmente transferibles a la clínica, pero sin medios para acercarlos a los pacientes. Como alternativas existen algunas iniciativas de financiación públicas para el desarrollo tecnológico, pero son muy limitadas en recursos.

La otra posibilidad es constituir empresas, pero no todos los investigadores están dispuestos a ello porque su vocación es la asistencia y la investigación. Con este modelo, Canaan se ocupa de los aspectos de gestión y comercialización junto con nuestra Unidad de Innovación, de manera que el investigador mantiene su actividad profesional en el centro.

¿Qué medidas nacionales considera imprescindibles incorporar para mejorar el sistema de financiación a la investigación?

La inversión en I+D no ha alcanzado, por el momento, los  niveles previos a la crisis y esto impide que seamos competitivos con el resto de países de nuestro entorno. Aunque la financiación pública se ha visto mermada y debe mejorar, donde nos distanciamos de nuestros homólogos europeos es en la escasa financiación privada. Esto es algo que se pone de manifiesto en el informe la Fundación Cotec y nos aleja del famoso dos por ciento del PIB de inversión en I+D. Sin duda, un punto sobre el que trabajar.

Desde la perspectiva de financiación pública, es esencial que dispongamos de planes de carrera estables para el personal investigador. En estos años ha habido una gran migración de talento científico que será difícil recuperar.

Los representantes del Instituto Ramón y Cajal de Investigación (Irycis) y Canaan Research & Investment.


¿Qué otros modelos se están utilizando internacionalmente que podrían o deberían de importarse a España?

Pondría el ejemplo del Medical Research Council en Reino Unido, con su brazo en innovación MRC Technologies. Una organización sin ánimo de lucro que ayuda a los  centros de investigación a impulsar nuevas terapias. Gracias a ellos se han desarrollado fármacos como Keytruda, que ahora genera regalías al MRC con las que seguir invirtiendo.

Además del sector farmacéutico, ¿qué otros deberían respaldar la financiación activa de los nuevos proyectos de investigación?

La crisis ha dejado claro que si queremos un sistema económicamente sostenible, las empresas de cualquier sector deben apostar por la I+D para que sean competitivas internacionalmente. Desde el Irycis fomentamos proyectos colaborativos con compañías de eSalud, dispositivos médicos, diagnóstico, biotecnología, etc.

La importancia no está tanto en quién respalda la financiación, sino en cómo lo hace. Las empresas deben ver en los institutos de investigación sanitaria no sólo un proveedor de servicios de ensayos clínicos, sino un socio que investiga, y con el que diseñar y validar soluciones para mejorar la calidad asistencial. Debemos buscar alianzas a medio y largo plazo para obtener resultados de impacto para ambas partes.

¿Cómo valoran el futuro de la financiación a la investigación en España?

Es difícil prever cuál será el futuro de la política de gasto de I+D, teniendo en cuenta los acuciantes cambios en política y economía nacional e internacional que nos esperan este mismo año. Quizá lo que podemos hacer es plantear lo que esperamos que suceda: que al menos se mantenga la dotación pública a la I+D, que se prioricen programas de carrera científica para  personal investigador de primera línea, y que se incentive la financiación privada en investigación. Esto sería un primer paso para que podamos desarrollar más proyectos como los que hemos firmado con Canaan, y con los que esperamos cosechar más éxitos.


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