Desde 2014 el grado en Medicina
se corresponde con el nivel de máster -los licenciados fueron acreditados al mismo nivel en 2015-. Quizás esta modificación realizada por el Ministerio de Educación explique los ínfimos niveles de transición de grado a máster que existe entre los estudiantes de
Medicina. Según el
Ministerio de Educación, solo el 0,2 por ciento de los alumnos de esta rama optan por la realización de un máster de otra especialidad una vez finalizados sus estudios.
Esta estadística, referida al curso 2015-2016, demuestra que el 99,8 por ciento de los
graduados en Medicina saltan automáticamente a la preparación del examen MIR y optan directamente a la bolsa de egresados que pelean por una de las plazas de
Formación Sanitaria Especializada.
Por autonomías, la
comunidad Foral de Navarra es la que más alumnos saltan directamente al máster (0,5%), seguida de Cataluña (0,3%), la Comunidad Valenciana (0,3%) y la Comunidad de Madrid (0,2%). Por el contrario, las comunidades autónomas
Galicia, Extremadura, Canarias y Cantabria presentan una cuota de transición de grado a máster del 0,0 por ciento.
Precisamente, realizar un
Máster especializado después de finalizar el grado tiene pocas ventajas para el estudiante. En el caso de que los estudiantes decidieran realizar un postgrado para mejorar su baremo de
puntuación MIR, estos estarían automáticamente habilitados dado la equivalencia de master del propio grado. Así mismo, aquellos alumnos que realicen un doctorado se les
baremarán con una puntuación total de hasta un punto.
En la actualidad, la variedad de masters sanitarios que existen en los campus sanitarios es más que completa. En este sentido, los estudiantes de Medicina pueden optar entre varios postgrados tales como Bioinformática y Biología Computacional; Investigación en
Medicina Traslacional; Acción Humanitaria Sanitaria; Psicología General Sanitaria; o el de Gestión Sanitaria. Todos ellos enfocados al futuro de la sanidad, a la que se enfrentarán después de la realización del
examen MIR.
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