Anuladas las reválidas educativas. Mariano Rajoy ha asegurado, durante el debate de investidura, que la última medida de Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (Lomce) carecerá de todo efecto académico. Una medida que afectará directamente a los jóvenes que busquen acceder al grado de Medicina y otras carreras comprendidas en Ciencias de la Salud.
El anuncio del máximo representante del Partido Popular representa una vuelta al modelo previo, por lo que la prueba de Bachillerato se mantiene como examen de acceso para la Universidad, mientras que la de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) se convertirá en una prueba de diagnóstico. Un proyecto que no está libre de posibles modificaciones a través de “un pacto por la educación”, como ha anunciado el propio Rajoy durante su discurso.
Con las reválidas congeladas indefinidamente, los aspirantes a los grados sanitarios (y de otras áreas de conocimiento) verán cómo la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU) será sustituida por la evaluación de Bachillerato. Sin embargo, la normativa prevé que en el curso 2018 los alumnos tendrán que aprobar ambas pruebas para obtener el título y poder seguir estudiando. A pesar del cambio, la modalidad será muy similar, por lo que no generará incertidumbre entre los aspirantes a la universidad.
El ministro de Educación en funciones, Íñigo Méndez de Vigo, también ha indicado que el examen de Bachillerato "será muy similar" a la Prueba de Acceso a la Universidad. Una postura en la que coinciden fuentes de la Conferencia Nacional de Decanos de las Facultades de Medicina, quienes han adelantado que “seguiremos como estábamos en la admisión de nuevos alumnos para los próximos cursos”.
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