El grupo confederal de Unidos
Podemos se ha reunido con Rodrigo Gutiérrez Fernández, director general de
Ordenación Profesional del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social para trasladarle la
urgencia de recuperar las auditorías docentes -el equivalente a las inspecciones de trabajo- para
garantizar las condiciones laborales de los médicos residentes. "Nos han comunicado que se van a poner para el año que viene las auditorías docentes hospitalarias y de las de Atención Primaria. Lo van a estudiar", explica a Redacción Médica Amparo Botejara, portavoz de la formación morada en la Comisión de Sanidad del Congreso.
"Tenemos conocimiento de la mala calidad de la atención docente en muchos hospitales, donde
los MIR no están lo suficientemente supervisados, hemos propuesto que se retomen las auditorías que suspendió el Partido Popular", explica Botejara, que añade que
el Ministerio ha recibido bien la propuesta y que lo estudiarán: "Hemos salido con buen ánimo de que se llevará adelante".
Sobre todo en los servicios de Urgencia y Atención Continuada, afirma Botejara, "los residentes están menos tutorizados de lo que deberían por los adjuntos. Es una queja que hemos recibido de forma general y
la única manera de evidenciarlo es con las auditorías que hacían los inspectores de la sunidades docentes y se suspendieron", hace hincapié la portavoz, que conoce de primera mano la situación al haber sido ella misma tutora de residentes hasta su entrada en política.
Problema de fondo
Las huelgas de los residentes las últimas semanas también han propiciado que
los profesionales sanitarios con un papel en
"El compromiso es que las auditorías se realicen con una periodicidad adecuada"
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las comisiones de especialidades se planteen si se están cumpliendo las
medidas necesarias para garantizar las condiciones de trabajo básicas para los MIR: "No se están haciendo auditorías docentes. El compromiso es que se realicen con una
periodicidad adecuada y a petición de las afectadas, pero
ninguno de estos mecanismos se está cumpliendo", explican Borja Apellániz y Alberto Kramer, vocales de residentes en la Comisión Nacional de Especialidades de Medicina Familiar y Comunitaria. Según la información de la que disponen, no hay ningún auditor contratado para hacerlas actualmente.
Déficits en la supervisión
"Las auditorías son el principal instrumento para evitar déficits en la supervisión y formación de las residentes, así que ahora mismo simplemente desconocemos si se está poniendo a pacientes en riesgo por desconocimiento. Si una residente recién llegada comete un error y no hay nadie supervisándola, ¿
cómo sabremos siquiera que se ha cometido un error?", se preguntan Apellániz y Kramer, que afirman estar recibiendo quejas de residentes de todo el país relativas a la inadecuada supervisión en las Urgencias Hospitalarias: "
Nadie está comprobando si estas acusaciones graves son ciertas. Si de verdad hay residentes que acaban de iniciar la especialidad (R1) firmando documentación clínica como informes de alta mientras el personal formador no se encuentra presente, no solo se incumple la normativa sino que el riesgo para las pacientes es importante", denuncian.
"Ponemos en riesgo a las residentes al sobrecargarlas y al no supervisar que su trabajo sea adecuado"
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El riesgo, además, se hace extensible a los propios residentes. "
Ponemos en riesgo a las residentes ahora, al sobrecargarlas y al no supervisar que su trabajo sea adecuado y esté libre de errores graves; y en su futuro laboral, al no formarlas adecuadamente. Sabemos que la falta de supervisión quema al personal en formación, se asocia a ansiedad y depresión, se nos está causando un daño objetivad", explican los vocales, que apoyan a sus compañeros y recalcan su implicación: "
las residentes trabajan más de 45 horas semanales de media, muchos días en turnos continuos de 24 horas, y aun así lo que ven verdaderamente grave y donde se centran sus reivindicaciones es en la supervisión totalmente deficiente que ofrecen los especialistas al personal en formación".
¿Cómo mejorar?
Apellániz y Kramer
reclaman al Ministerio cuatro características que mejorarían la actuación de las auditorías de cara al futuro, evitando que los residentes soporten condiciones extremas que les empujan a las huelgas que están protagonizando.
Ágiles: las condiciones normativas cambian rápidamente, una auditoría cada 10 años o que tarde un año en elaborar un informe no sirve de nada. Se debe garantizar una periodicidad que capte los cambios a tiempo y les dé respuesta velozmente.
Rigor: se deben hacer respetar unos mínimos criterios formativos, una auditoría excesivamente laxa es peor que una auditoría inexistente. Lo mínimo es que se evalúe que los Protocolos de Supervisión respeten la normativa vigente y los planes formativos de las CNEs, y que se estén cumpliendo.
Información: lo que se encuentre en las auditorías y las soluciones que se adopten deben ser transparentes para las responsables docentes, las residentes y los pacientes.
Seguridad jurídica: debe desarrollarse la normativa que recoja el método de proponer realizar las auditorías docentes, sus criterios de evaluación y sus consecuencias.
"Para todo ello debe existir una última cosa, la
voluntad política por mejorar esta situación", recalcan los jóvenes, que añaden: "Si queremos tener un mecanismo que garantice la calidad de las médicas especialistas del futuro, debemos demostrarlo no solo en los discursos sino también en los presupuestos, los protocolos de actuación, las circulares internas.
Debe haber suficiente personal independiente realizándolas y difundiéndolas, con recursos para garantizar el resto de medidas".
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