En diciembre, mientras las ciudades se llenan de luces y los villancicos resuenan en cada rincón, grupos de
Médicos Internos Residentes (MIR) se enfrentan a sus primeras
Navidades en el ámbito de la Geriatría, donde los festivos que acompañan a estas fechas adquieren un matiz especial. Para los pacientes, un ingreso representa un cambio drástico en su vida diaria y, por ende, en su estado emocional, sobre todo durante un
periodo asociado comúnmente con la familia y la unión. Por este motivo, muchos jóvenes residente
s trasforman su percepción de estas festividades y comienzan a vivir la Navidad de una forma completamente diferente, a veces, incluso, con una mayor ilusión.
Este es el caso de
Elena, una
MIR de Geriatría del Hospital Virgen del Valle que comienza sus segundas Navidades en esta especialidad. “En estas fechas acudo con mucho ánimo y con
muchas ganas de animar también a mis pacientes”, exclama. “El hecho de ingresar en N
avidad en un hospital o en un centro de Geriatría ya es de por sí una mala noticia, porque significa que tienes alguna enfermedad”, comenta. A esto se une que estas fechas suponen un
sinónimo de reunión en muchas familias, “son días cruciales en los que faltar es duro y si es porque estás malo y lejos de tu hogar es todavía peor”, añade.
El trabajo de todos los profesionales convierte a estas fiestas en un
periodo especial tanto para pacientes como para los trabajadores.
Irene es médico residente en Geriatría. Para ella, trabajar en Geriatría durante la temporada navideña está siendo “
una experiencia maravillosa”. “Todo el mundo está más abierto emocionalmente y
hay mucha más afluencia de familiares. Eso hace que sea más fácil establecer conversaciones con los mayores, sobre todo
cuando hay niños pequeños en las habitaciones”, explica Irene.
Para ella, se trata de un periodo donde “
puedes ver la parte más humana” de la atención a los pacientes y a sus familias. “Yo también muestro la mía, y eso me acerca un poquito más a las personas con las que convivo en el hospital durante estas fechas”.
Las actividades navideñas, clave para levantar el ánimo
Tanto los residentes como los facultativos se involucran en
actividades navideñas que se realizan en los centros con la intención de animar a aquellos mayores que quieran disfrutar de las festividades. “No puedes ir cantando villancicos por todas las habitaciones, porque
hay familias que no quieren y pacientes que están muy enfermos, no es tan sencillo”, explica Irene. Por ello, para
atender las necesidades individuales, las profesionales se aseguran previamente de qué habitaciones son las que quieren participar en este tipo de celebraciones.
Para confortar a los mayores que disfrutan de estas fechas, Elena intenta “
traer la parte navideña al hospital”, para que así el periodo de ingreso sea más ameno. “Si el paciente llega en Navidad, intento animarle para que se mejore y pueda pasar la N
ochevieja con su familia, darle esperanza y ánimo”, comenta.
Ambas residentes opinan que la clave se encuentra en
cuidar la cotidianidad. Según explica Irene, dar el toque navideño al día a día de los pacientes “puede parecer una tontería”, pero es algo que
se agradece mucho. “Solo por recibir un polvorón o
un trocito de turrón con la comida, muchos pacientes se alegran mucho. No hace falta nada muy grande, solo pequeños detalles dentro de lo cotidiano, ya puede
hacer que un día sea un poco mejor”.
Junto a estas acciones,
la música es una de las grandes aliadas para hacer más especial las estancias de los pacientes mayores en hospitales o centros de geriatría. Según recuerda Irene, una de las residentes que compartía especialidad con ella el año pasado en el
Gregorio Marañón, compartió con los pacientes un pequeño
recital de violín que fue un regalo para todos los mayores. “Una paciente a quien hemos dado el alta hace una semana
se ha ido muy enfadada porque este año se iba a perder el recital de violín de mi compañera durante las Navidades”, relata Irene entre risas.
Una Navidad diferente, pero especial
Elena no duda al afirmar que trabajar durante la Navidad en Geriatría ha hecho que perciba estas fiestas
de una manera diferente. A pesar de que la obligación de trabajar en días festivos implica renunciar a la celebración con la familia, ella ha encontrado la
gratificación en su labor y en brindar cuidado y apoyo a los mayores, al mismo tiempo que comparte la experiencia con sus compañeros.
Por su parte, Irene se ha vuelto más consciente de que la Navidad
no es una época feliz para todo el mundo. “He conocido otras formas de vivir estas fiestas, y también me gusta mucho. A mí
me ha bajado a la tierra, porque antes no era consciente de lo que supone trabajar con personas con realidades tan diferentes, algunas incluso extremas”. “Yo resumiría la Navidad en una unidad de
Geriatría como
un momento de compartir vivencias, de aprendizaje y de disfrutar”, concluye Irene.
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