La otra cara de la preparación de los aspirantes a las
pruebas de Formación Sanitaria Especializada (FSE) son los
familiares, parejas y amigos que acompañan a los opositores al lugar del examen y esperarán a su salida a las puertas del aula, el último servicio de toda una experiencia de varios meses. Los guardianes de los futuros MIR, EIR, PIR y FIR relatan los
detalles de la preparación y cómo ha sido estar al lado de sus allegados mientras estos se dedicaban en cuerpo y alma a estudiar con el
único objetivo de aprobar y sacar una buena nota.
Cristina,
estudiante de Medicina de cuarto curso y
novia de un opositor MIR, cuenta que ha vivido esta experiencia
"como un entreno". La alumna explica que su pareja y sus amigos de la universidad han llevado la preparación a las pruebas "bastante bien". Además, pensando en el reto que ella misma deberá afrontar en unos años, califica estos meses de estudio como "
divertidos, pero difíciles, nada que no sepamos del MIR".
A las puertas de la Facultat d'Economia i Empresa de la Universitat de Barcelona (UB) se agolpan los aspirantes al MIR,
acompañados hasta el último momento por sus allegados, que incluso entran en el edificio y esperan con ellos a que sean llamados para acceder al aula.
La espera mientras dura el examen tiene lugar en diversos sitios: en los
bancos de los pasillos los que peor lo llevan, a las puertas del centro mientras se dedica el tiempo a la lectura los que prefieren disfrutar del sol y en las
cafeterías cercanas al campus los que optan por comer alguna cosa.
¿Son optimistas los familiares?
Alfonso, padre de
Sara, aspirante al EIR, asegura que
se sumergieron en esta experiencia en febrero de 2021, casi un año "apoyándola en todo lo posible". Sara dejó de trabajar para
dedicarse exclusivamente a la preparación de las pruebas de FSE, mientras que sus padres han mostrado
total disposición para ayudarle en esta tarea. "Le hemos dado ánimos y fuerzas para que no esté tan nerviosa,
intentar calmarla y distraerla. Hasta el último momento ha estado estudiando,
confiamos en ella", añaden, a lo que Sara asienta con la cabeza,
nerviosa, pero con ganas de empezar ya el examen.
Eugenia, madre de
María, última todos los detalles con su hija a falta de pocos minutos de entrar en Facultat de Dret de la UB, donde se llevan a cabo las pruebas de EIR, FIR y PIR. Mientras María aprovecha para coger fuerzas comiendo algo de fruta, Eugenia califica a su hija de una "
persona muy trabajadora, seguramente como muchos de los de aquí, que se merece quedar en buena posición". La progenitora de la aspirante al EIR pone en valor que María "
ha hecho una muy buena preparación a la vez que tenía un trabajo, algo que no es nada fácil de compaginar".
Por su parte,
Margarita y
Cristóbal, padres de
Mariona, opositora al FIR, han visto en esta experiencia lo duro que puede llegar a ser la preparación. "
Tiene muchos manuales y poco tiempo, porque acabaron la universidad en junio y solo han pasado siete meses", destaca ella. Él añade que prácticamente
ha sido un encierro la preparación, con tan solo una semana de vacaciones durante este tiempo. Sin embargo, confían mucho en Mariona porque "tiene un buen expediente académico,
siendo la primera de su promoción y con un Trabajo de Fin de Grado premiado por la universidad, y está tranquila", inciden ambos, mientras esperan alejados de su hija, que se encuentra repasando a qué aula debe acudir.
Por último,
Andrés, pareja de
Irina, que se presenta al FIR, califica la experiencia de acompañar a un aspirante
como "un reto" porque "el examen es muy complicado y a veces cuesta saber cómo apoyar" a la persona. Con el tiempo "entiendes qué necesita el estudiante en cada momento y
te adaptas para que le vaya lo mejor posible", agrega.
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