Los decanos de Medicina también dudan de la sostenibilidad del sistema universitario

Piden que se garanticen los fondos dedicados a las facultades

Lunes, 23 de febrero de 2015, a las 19:23
Hiedra García / Redacción. Madrid
La secretaria de Estado de Educación, Montserrat Gomendio, ha reabierto el debate sobre la financiación de la universidad y ha asegurado que “no es sostenible”. Los decanos de Medicina son partidarios de que parte de esa financiación se establezca según unos objetivos que sean acordados previamente para mejorar el modelo y critican que el sistema “no sea homogéneo” porque depende de las comunidades autónomas que han visto recortados sus presupuestos.

Ricardo Rigual y Francisco Javier Castillo.

Buena parte de la financiación de la universidad tiene su origen en los presupuestos de la comunidad autónoma. “Ese modelo debe contar con que hay unos mínimos que no se pueden evitar incluso en época de restricción”, asegura a Redacción Médica el decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza, Francisco Javier Castillo.

Tanto el decano de Zaragoza como el de la Autónoma de Madrid (UAM), Juan Antonio Vargas, hacen hincapié en que el modelo de financiación de la universidad no es “homogéneo” porque el porcentaje que destinan las comunidades es muy distinto en unas y otras. “Se establecen los fondos por el número de créditos matriculados o proyectos de investigación”, recuerda Vargas.

“No se pueden crear unas condiciones económicas que luego hagan inviable pagar al profesorado o que no podamos adecuarnos a las exigencias de calidad que demanda el Espacio Europeo de Educación Superior”, asegura Francisco Javier Castillo.

El presidente de la Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Medicina, Ricardo Rigual, ha comentado a Redacción Médica que “hay que asegurar la sostenibilidad de la universidad pública y garantizar que nuestro sistema universitario alcance un buen nivel de calidad.” Para alcanzar este objetivo, los decanos apuestan por “una amplia reforma de nuestra Universidad acercándola a la realidad y a las demandas de nuestra sociedad lo que implica cambios profundos en los que nos tenemos que poner de acuerdo”.

En cuanto a la financiación, Rigual está de acuerdo en que es necesario dedicar más recursos para la universidad y en especial para las facultades de Medicina, aunque esto no es suficiente, ya hace falta un “mejor aprovechamiento y eficiencia en el gasto de los presupuestos.” La sociedad es la que debe resolver de dónde deben salir estos recursos, según el presidente de los decanos, quien emplaza al Gobierno a elegir entre los distintos modelos de los países de nuestro entorno, pero sin olvidar que “invertir en desarrollar el conocimiento y el I+D+i siempre es una buena inversión de futuro”, asegura.

Peculiaridades de Medicina

En las facultades de Medicina existe un acceso limitado por el númerus clausus, al necesitar la profesión una etapa de especialización. Además, según señala Rigual, el coste en esta titulación “es de los más elevados de la universidad igual que las matrículas a pagar”.

“Sin duda hay que  garantizar que el acceso a estudiar Medicina sea en función de los méritos de nuestros estudiantes; creo que todos estamos de acuerdo en la necesidad de mantener unos niveles de calidad de nuestras facultades por la enorme responsabilidad que asumirán en un futuro los actuales estudiantes”, alega Rigual.

Replantearse el sistema

Según la secretaria de Estado de Educación, el modelo de universidad “no es sostenible” y “habrá que iniciar en algún momento el debate sobre qué tipo de sistema queremos”.

Ha comentado además que “el problema es que la educación no es gratuita” y la pregunta es “quién lo paga, cuándo y cómo”. Ha explicado que en Estados Unidos la universidad prácticamente la paga el estudiante mientras que en el otro extremo, en los países nórdicos, casi no hay tasas pero tienen un elevadísimo nivel de impuestos.

Gomendio ha apuntado a que el modelo predominante aquí es que la financiación pública esté ligada a número de alumnos, cuando en países con niveles de excelencia tiene “peso” la calidad docente o los resultados científicos.

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