No son necesarias más
plazas EIR. Así lo considera el presidente de la
Conferencia de Decanos de Enfermería,
Julio Fernández, quien recuerda que no todos los enfermeros deben ser especialistas y que, por el contrario, el foco debería situarse en la búsqueda de una fórmula que garantice una mayor entrada al mercado laboral, indiferentemente de haber o no cursado la
formación sanitaria especializada.
Las cifras de la última convocatoria señalan que para las próximas pruebas de formación sanitaria especializada del 28 de enero habrá
13.513 graduados en Enfermería para 994 plazas de Enfermero Interno Residente (EIR), lo que supone 14 aspirantes por plaza ofertada.
¿Cuáles son los principales problemas a los que se enfrentan los estudiantes de Enfermería?
A varios. Por decir uno en particular, la inserción laboral. Se han realizado esfuerzos al pasar de una diplomatura al grado, lo que ha abierto las puertas para que los alumnos se puedan formar, además, a nivel máster y doctorado. Ahora, el sacrificio debe traducirse, básicamente, en que la sociedad recupere todo lo que se ha invertido en estas personas, que salen del grado más conscientes de su profesión, más científicos y más integrados de verdad en su trabajo.
Lo tengo muy claro: a mayor cantidad de enfermeros, más salud para la población. En la actualidad, el número de profesionales de Enfermería en España es menor que el que todos los estudios recomiendan a nivel europeo o internacional, deberíamos conseguir elevar el número de profesionales a ese nivel.
Desde el ámbito académico, ha estado muy bien el cambio que hubo de la diplomatura al grado pero, tal vez, hemos fallado. Ha faltado considerar una mayor homogeneización de los planes de estudios. Cada universidad tiene su propio programa y, aunque es un proceso que aparentemente podría ser muy interesante e independiente, a la postre está generando una formación demasiado dispar en algunos aspectos.
El presidente de la Conferencia de Decanos de Enfermería, Julio Fernández.
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Desde la Conferencia de Decanos ¿cuáles son los principales proyectos en los que están trabajando?
La nueva Junta Directiva, que está implementada desde el mes de julio, es joven, pero aglutina bastante experiencia. Somos gente con mucha hambre, con muchas ganas de hacer cosas. Entre los objetivos fundamentales está incrementar la investigación, la producción científica desde el colectivo enfermero y trasladar la producción científica al profesorado universitario.
La clave también está en desarrollar proyectos de innovación docente. De hecho, vamos a sacar dos becas avaladas y financiadas por la Conferencia Nacional de Decanos de Enfermería, que estarán destinadas a un proyecto de investigación y otro de innovación docente, aspectos que consideramos interesantes que estén en el plan de estudio. Las condiciones específicas de las becas se definirán en el pleno previsto para el mes de noviembre, por lo que estimamos que, a más tardar, se abra la convocatoria en enero.
Desde luego, otro de los objetivos es conseguir estabilizar y promocionar las plazas de profesorado universitario en el área de Enfermería. Últimamente, tenemos un problema muy serio a ese nivel, ya que la implementación del grado nos ha pillado un poco a pie cambiado.
¿Cuentan con el apoyo de los ministerios de Educación y Sanidad en sus nuevos proyectos?
Sí, incluso tuvimos una reunión en julio con algunos representantes del Ministerio de Educación. Sin embargo, hay un aspecto en el que requerimos de más ayuda. Desde la Conferencia vamos a solicitar que se elabore un código Unesco para la investigación en Enfermería. Cada área científica cuenta con un número que lo identifica, como ocurre en Medicina, Matemáticas o Ingeniería, pero no en Enfermería, por lo que un número importantísimo de tesis doctorales son categorizadas en otras áreas de Ciencias de la Salud, solo por su proximidad con nuestra área de conocimiento.
¿Cuáles son los puntos clave para modernizar el programa de grado de cara a las necesidades de los próximos años?
Mirar las necesidades sociales de enfermeros y enfermeras. No sólo basándose en el número de profesionales que se pueden incluir o incrementar en el ámbito laboral, porque es evidente que no caben todos los que ahora mismo se están formando, así como tampoco son suficientes los que ahora mismo existen para tener una Enfermería de calidad.
Los enfermeros hemos sido muy innovadores en muchas cosas, pero unos malísimos vendedores de lo que hacemos a la sociedad
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También hay que entender qué avances científicos pueden incorporarse fácilmente a las carreras universitarias. A veces, las carreras se van perpetuando en sí mismas y olvidan que hay nuevos avances y que aparecen nuevas necesidades sociales. En titulaciones como Enfermería hay que tener una proximidad muy directa a lo social y adaptación a los nuevos tiempos. Sin embargo, no es fácil, ya que los planes de estudio son muy cuadriculados y no permiten meter o quitar una asignatura fácilmente, exigiendo todo un proceso de verificación, por lo que sería recomendable un modelo que facilite hacer las modificaciones, aunque no depende tanto de las universidades como de la Aneca y del Ministerio.
La creación de nuevas facultades se había paralizado, ¿considera que puede haber un repunte en los próximos años?
Creo que sí. Aunque hay que distinguir claramente entre dos líneas. Por un lado, es muy difícil que
se creen nuevas facultades públicas, ya que aún se registra una situación de recortes y, evidentemente, las universidades públicas están bastante asfixiadas para poder mantener dignamente lo que tienen. No obstante, las universidades privadas sí que cuentan con mayor independencia en ese sentido.
Desde mi opinión, creo que en el ámbito público será muy difícil. Al menos, durante unos años, pero desde el ámbito privado se prevé, al menos, un incremento de las facultades que ya existen o un
aumento en el número de alumnos que se inscriben. Hay que recordar que es potestad de las comunidades y gobiernos autónomos la decisión de impulsar o no estas nuevas facultades.
¿Cómo valora el número de plazas EIR que se han ofertado en la convocatoria 2016-2017?
Hoy por hoy, creo que
no tiene sentido aumentar las plazas EIR. Pero sí lo tiene hacer presión para exigir que se regularice la situación profesional de estas personas que invierten su tiempo y esfuerzo en una formación que la sociedad necesita. No todos los enfermeros debemos ser especialistas, como no todos deben de ser doctores, ni mucho menos.
En este sentido, personalmente
no incrementaría el número de plazas. Quizás en el futuro se pueda, pero volvemos al mismo punto: analizar de verdad a dónde queremos ir a parar y, en función de a dónde queramos ir, construir ese futuro.
¿Consideraría positivo que el modelo de troncalidad se implementase también en el EIR?
No lo creo. Aunque es el Ministerio de Sanidad quien tiene la competencia para tomar esa decisión, independientemente de que mucho profesor y profesora de universidad participe en esa formación y, entiendo, que es lógico. A mi parecer, la troncalidad para los enfermeros se da en el grado, donde se dan todas las competencias para el enfermero generalista. Ahora bien, que posteriormente se quiere ser especialista... me parece bien que se cursen dos años más para sumar nuevos conocimientos específicos.
Julio Fernández durante la entrevista.
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¿Les gustaría contar con una ECOE propia?
El modelo de ECOE (Evaluación Clínica Objetiva Estructurada) es muy utilizado en Medicina y tiene una traslación directa que está cogiendo protagonismo en Enfermería con la simulación clínica. En este sentido, cada vez es más frecuente el uso de salas de simulación y de alta fidelidad.
Los enfermeros hemos sido muy innovadores en muchas cosas, pero hemos sido unos malísimos vendedores de lo que hacemos a la sociedad. No hemos sabido trasladar lo que hacemos o que hemos sido los primeros o que, además, lo venimos haciendo durante muchísimo tiempo y, en muchas ocasiones, de mejor forma. Es importante destacar que Enfermería viene haciendo simulación desde muchos años. Por ejemplo, cuando acabé la escuela, en 1988, ya se hacían los ‘roll players’, una especie de teatrito donde todos los compañeros interpretábamos al enfermero o al paciente.
Actualmente, estamos apostando por las aulas de simulación en las que hemos destinado muchísimo dinero y donde se cuenta con un muñeco conectado a un ordenador que tiene un software súper avanzado y unos dispositivos de audio y video que graban todo. El resultado es fantástico y se consigue tener una simulación con unos resultados que, a mi parecer, no se logran con la ECOE.
¿Qué otros beneficios tiene el aula de simulación?
Hay un mayor grado de implicación. La simulación te hace meterte emocionalmente en lo que estás haciendo. En mi experiencia he visto llorar a estudiantes porque se ha muerto el supuesto paciente, así como porque ha pasado algo grave o han metido la pata y descubren que han fallado. Además, esa grabación en video y en audio permite reproducirlo y utilizarlo sistemáticamente tantas veces como sea posible. La ECOE también permite reproducir situaciones, pero no tiene esa variante.
¿Cuál es el legado que le gustaría dejar a la Conferencia Nacional de Decanos?
He asumido la presidencia de la Conferencia de Decanos en una situación de grandes ventajas. Mi Junta está conformada por gente que ya ha publicado mucho en revistas de alto impacto internacional y queremos conseguir que sea un espíritu que se difunda en la universidad. Además, me gustaría conseguir una gran implicación.
Otro legado es que las personas que van asumiendo cargos de decanos de centro en centro vean la Conferencia como un referente y donde se les aporta algo. Pienso que lo estamos haciendo bien, en especial cuando hablo con decanos de otras titulaciones, quienes van a su Conferencia Nacional de Decanos una vez al año y, a veces, un poco forzado.
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