José A. Puglisi. Madrid
La nueva prueba EIR será más larga, pero también más rápida de responder. En total, los alumnos se ahorrarán entre 19 y 21 minutos en completar el examen ante la decisión del Ministerio de Sanidad y Educación de eliminar uno de los distractores en cada una de las preguntas, pasando de cinco a cuatro. El tiempo que ganan los alumnos equivale al 9 por ciento del total y permitirá que los candidatos cuenten con un plazo mayor para pensar las preguntas y revisar un examen que, ahora, tendrá un total de 225 preguntas y 10 de reserva.
Pizarra durante una prueba EIR.
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El director de producto de EirMeApp, José Luis Martín, asegura a Redacción Médica que el margen de tiempo ahorrado dependerá, en gran medida, de la capacidad lectora del alumno. “La lectura promedio de un examen EIR se sitúa en los 420 caracteres por minuto, una cantidad que desciende hasta los 384 caracteres por minutos con la eliminación de un distractor, lo que equivale a una reducción del 11,2 por ciento”, apunta. De no haberse implementado la reducción de las opciones en las preguntas, la exigencia de lectura del examen ascendería hasta los 424,94 caracteres por minuto, superando a los dos años anteriores.
El descenso de la exigencia lectora es aún más considerable si se le compara con la prueba realizada en 2007, donde los candidatos necesitaban leer 501 caracteres por minuto, siendo la tasa más alta registrada en los últimos 15 años. El incremento estuvo enmarcado en un aumento de la longitud de la prueba, la cual ha ido creciendo de forma constante desde 2010.
El estudio estima que, a pesar del aumento en el número de preguntas o el incremento en el tiempo de duración, los alumnos no saldrán perjudicados gracias a la reducción del número de distractores, lo que se traduce en una disminución en la exigencia de lectura de los alumnos. Un margen de tiempo que ayudará en la selección de las respuestas y en la propia revisión del examen.
Evaluación estudiantil
La presidenta de la Asociación Estatal de Estudiantes de Enfermería, Rocío Alfaro, ha indicado a Redacción Médica que “no tenemos suficientes criterios para poder emitir una respuesta fundamentada” en cuanto al impacto de la eliminación de uno de los distractores de cada pregunta. De lo que sí está segura es de que “resulta extravagante cómo seguimos exigiendo la demostración de la misma habilidad para memorizar a profesionales de los que esperamos sean capaces de razonar y tomar decisiones racionales, fundamentándose en hechos empíricos”. No obstante, precisa que “quizá aún sea demasiado pronto para poner ese debate sobre la mesa”.
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